“Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. 27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. 33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. 34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones”. (Lucas 2:25-35)
Simeón es un hombre muy interesante, era un hombre de acuerdo al corazón de Dios, y vemos algunas cosas más:
1.- Descripción. – La Biblia le describe de forma maravillosa: Justo, piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba con él.
Era justo. – Buscaba la justicia y rechazaba la injusticia.
Piadoso. – Era consagrado a Dios.
Esperaba la consolación de Israel. – Esperaba la venida del Mesías, nosotros no tenemos que esperar la venida, pero hemos de vivir en la consolación que da el Mesías.
El Espíritu Santo estaba sobre él. – No actuaba así porque sí, sino que era un hombre que tenía la cobertura del Espíritu Santo sobre su vida.
2.- Era un hombre de revelación. – “Y le había sido revelado por el Espíritu Santo” Dios le hablaba y le mostraba cosas.
Si estamos con el Espíritu Santo, Dios nos mostrará cosas que la mente humana no puede comprender, incluso nos mostrará acontecimientos por venir, como en el caso de Simeón, ya que Dios conoce el futuro y la Biblia dice que el Señor no hará nada sin mostrárselo a sus siervos los profetas.
Dios busca a gente que se deje dirigir a través de su revelación.
3.- No moriría hasta que se cumpliese su destino. – El destino de Simeón era ver a Jesús.
Usted no va a morirse hasta que haya cumplido su misión en la tierra.
El día que muramos es porque todo “está consumado”.
Todos tenemos un plan de Dios para nuestras vidas, un destino, un proyecto de vida diseñado por Dios.
Cuando entra en el plan de Dios, nada va a impedir que se cumpla y tenemos garantía de vida hasta que todo se haya realizado.
4.- Su destino era solo ver a Jesús. – Toda una vida con un único propósito, ver a Jesús.
Cada persona tiene un propósito, tal vez ver a Jesús, tal vez hacer alto, hay un proyecto de vida para cada uno de nosotros diseñado desde antes de la fundación del mundo.
Busquemos en oración cual es, y esto nos dará dirección, seguridad y paz.
5.- El Espíritu Santo le movía. – (V.27) El Espíritu santo nos revela cosas, pero también nos lleva a lugares.
Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu Santo y Simeón ahora es llevado al templo.
Dios le ha traído a usted a la iglesia.
Dios nos mueve y que bueno que Dios no lleve a los lugares destinados por Él.
6.- El Espíritu Santo da paciencia. – Estuvo toda su vida esperando el cumplimiento de la promesa.
7.- Cuando vio a Jesús oró. – Tomó al niño en sus brazos y en un acto de agradecimiento oró a Dios.
Ver el cumplimiento de las profecías producen agradecimiento a Dios, y nos lleva a orar.
8.- “Despide a tu siervo en paz”. – Ya puedo morirme.
Literalmente en griego pone: “suelta a tu esclavo”.
Simeón se encontraba esclavo de este cuerpo y sabía que no iba a irse hasta que se cumpliese lo profetizado.
Para Simeón poder morir era lo mismo que para un esclavo recibir la libertad.
El plan de Dios es maravilloso, pero nos ata, y nos hace estar amarrados a cosas que a veces no son agradables para que ese plan se realice.
9.- Jesús es la salvación. – “Porque han visto mis ojos tu salvación” (V.30).
El plan de Dios para Simeón era proclamar a los presentes, en especial a los padres, que Jesús es la salvación.
Dios dirigió a este hombre para que sus padres tomaran conciencia de lo que tenían en su casa.
10.- Salvación para todo el mundo. – En los versículos 31 y 32 vemos como habla de una salvación que va más allá del pueblo de Israel.
11.- Simeón bendice a José y María. – El Espíritu Santo le lleva a bendecir.
Cuando estamos llenos del Espíritu Santo tenemos autoridad para bendecir.
La bendición es “decir bien”, pero podemos decir cosas buenas sin que tenga efecto, ya que la bendición que de verdad bendice es la dicha por alguien lleno del Espíritu Santo.
12.- Profetiza. – (V.34-35) Simeón profetiza sobre José y María cual sería el futuro de Jesús y el sufrimiento que tendría María.
Por tanto, podemos decir que el Espíritu Santo nos revela, nos mueve, nos bendice, nos da paciencia y nos lleva a profetizar.