“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (Éxodo 3:1-6).
Hemos visto en la predicación del domingo pasado como Dios trabaja en varias bandas.
Todo había sido un fracaso, Moisés fracasó como príncipe y vive ahora en Madián.
Israel sigue oprimido, incluso después de la muerte del faraón que persiguió a Moisés, el heredero continúa maltratando a los israelitas.
Pero Dios está en el cielo y aunque en la tierra no se vea, Dios está trabajando.
1.- Un fracasado total.
“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro”.
Dios permite que Moisés llegue a lo más bajo a nivel social, de príncipe a pastor de ovejas.
Antes de poder ser usados por Dios, Él nos trata para quitar lo que sobra, añadir lo que nos falta y tocar lo que nos dio desde el nacimiento.
Necesitamos el trato de Dios para ser mejores y más útiles.
Nacemos en bruto y Dios quiere sacar el diamante que hay en nosotros.
2.- Ampliación del aprendizaje.
Moisés había aprendido de los egipcios muchas cosas, pero necesitaba aprender algo que nunca aprendería en la corte del faraón, ser pastor.
Tanto Egipto como Madián fueron dos escuelas precisas para la capacitación de Moisés como libertador.
Muchas cosas que te ocurren son la capacitación de Dios para hacer de ti algo grande en su reino.
Ser pastor:
- Llevar a las ovejas a los mejores lugares.
- Atender a las heridas y a las recién paridas.
- Tener paciencia.
- Servir en vez de ser servido.
- Defender a las ovejas de las alimañas.
- Cuidar ovejas que no eran suyas.
Los caminos de Dios hacia arriba son hacia abajo, porque es abajo donde se forma el carácter del hijo de Dios.
3.- Sacerdote de Madián.
Los madianitas eran un pueblo nómada que habitaba en el desierto (entre Jordania y el norte de Arabia)
Este pueblo descendía de uno de los hijos que Abraham tuvo con Cetura después de la muerte de Sara.
“Abraham tomó otra mujer, cuyo nombre era Cetura 2 la cual le dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa” (Génesis 25:1-2).
Jetro era sacerdote de Madián ¿Cuál era su religión? No lo dice, pero por el origen se ve que en estos momentos eran seguidores del Dios de Abraham.
De alguna manera la fe de Abraham se había perpetuado en sus descendientes, y este pueblo servía al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Moisés conocía los dioses de Egipto, pero no conocía al Dios de Abraham.
La formación de Moisés tenía por un lado su carácter (no tener nada y cuidad ovejas que no eran suyas) y por otro lado estar al lado de un sacerdote del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, que le instruyera en las características de Dios.
En Madián Moisés conoce algo del Dios que iba a ver en la zarza.
4.- A través del desierto.
De la riqueza de Egipto a la “nada” del desierto.
El desierto formaba parte de su rutina diaria.
Moisés había pasado por allí multitud de veces.
El terreno árido y hostil era habitual para Moisés, durante este tiempo se acostumbro al desierto, conoció la vida en el desierto.
Tenía que estar capacitado para vivir luego 40 años guiando al pueblo de Dios, sin perder la paciencia ni sentirse desamparado.
Esto formó parte de la capacitación sicológica de Moisés.
Pasó días y días viviendo en el desierto y sabiendo que eso no es el fin, que en el desierto se puede vivir.
El pueblo de Israel no soportó el desierto, prefería el látigo de Egipto antes que el desierto, pero Moisés conocía el desierto y sabía moverse en él.
Vivir 40 años en el desierto le capacito para aceptar el desierto como algo normal.
5.- Horeb.
La palabra “Horeb” significa “lugar desolado” o “ruina”.
Dios se manifiesta en el lugar desolado, en la ruina.
La ruina en Dios no es el fin, es el principio.
Moisés no buscaba el monte Horeb, simplemente dando paseos con las ovejas, como ya había hecho antes muchas veces, en este momento tiene un encuentro con Dios.
Dios se va a manifestar en la ruina y sin que tú esperes encontrártelo.
Dios va a manifestarse en la rutina, en lo que has hechos muchas veces anteriormente.
Dios va a tomar la iniciativa contigo, Él preparó el encuentro contigo en tu “Horeb” el día que te convertiste.
6.- Monte de Dios.
Al monte Horeb también se la llama Sinaí.
Algunos dicen que es el mismo monte, otros dicen que es al ser un monte con varias cumbres, una de ellas sería Horeb y la otra Sinaí.
La realidad es que hoy en día existe dificultad en localizar este monte, pero se sabe que a partir de aquí ocurrieron cosas maravillosas en la vida de Moisés en este lugar.
– Dios entrega las tablas de la ley.
– Dios reveló todos los datos correspondientes al culto que Israel tenía que tener para con su Dios.
Por otro lado, en un futuro, también fue el lugar de refugio de Elías “Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (I Reyes 19:8-9).
Lo que más interesa del monte de Dios es que era:
7.- Un monte solitario.
Dios utilizó el monte solitario, donde no había nadie, para revelarse.
Es importante tener reuniones como iglesia, pero también es imprescindible subir al monte de Dios en soledad, tener tiempo de comunión con Dios, para recibir lo de Él.