El discípulo no estropea las bendiciones.

 

 “Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. 24 Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón” (I Reyes 10:23-24).

 

 “Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; 2 gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. 3 Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. 4 Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David …

…8 Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. 9 Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces” (I Reyes 11:1-9).

 

Caso de mi vecino Antonio y la moto.

 

1.- Salomón.

Dios bendice a Salomón y le llena de sabiduría.

Hizo juicios sorprendentes donde la verdad surgía gracias a su sabiduría.

Reinó desde palacio con sabiduría.

Dios no solo le da sabiduría, sino que también le da muchas riquezas.

Sin embargo, cuando es famoso, cuando está en el poder, se une a multitud de mujeres extranjeras y como consecuencia acaba adorando a dioses extraños.

La fama, el poder, la riqueza y todo lo que tuvo acabó desviando el corazón de Salomón a pesar de la sabiduría.

La bendición de Dios fue estropeada por el pecado de Salomón

Nuestro pecado estropea las bendiciones de Dios.

El discípulo sabe gestionar lo que Dios le da y no lo convierte en maldición.

 

2.- Proverbios.

“Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; 9 no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:8-9).

 

A algunos cuando le llega la fama o la riqueza económica se desvían y se pierden.

Caso de la hermana que llegó sin nada y ahora es un referente en su ámbito comercial, pero dejó al Señor y sus hijos están perdidos.

El discípulo sabe mantenerse humilde cuando Dios le bendice, se acerca más a Dios, y confía en Él, evitando enaltecerse y pecar.

 

3.- Serpientes.

“Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:5-9).

 

Dios bendice al pueblo con comida, pero este se queja de lo que Dios le da.

La queja destruye las bendiciones, no se queje, no deseche lo que Dios le da, el discípulo agradece la bendición de Dios y no se queja.

El discípulo es agradecido porque no quiere estropear la bendición de Dios.

 

4.- Mirar la serpiente.

Cuando el pueblo mira la serpiente son sanos, mirar la serpiente producía sanidad.

La serpiente era tipo de Jesús.

 

 “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15).

 

Sin embargo, en tiempos del rey Ezequías se nos dice:

 

“Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. 4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán” (II Reyes 18:3-4).

 

Dios tiene que levantar a un hombre como Ezequías para destruir la serpiente.

La serpiente de bronce fue diseñada por Dios para sanar a la gente, mirar la serpiente producía sanidad, pero gente con corazón idolátrico, la convirtió en maldición.

El discípulo sabe que solo a Dios se sirve y solo a Él se adora.

Dios da una novia, todo parece maravilloso, pero la muchacha aparece embarazada. La bendición fue estropeada.

Dios da un trabajo, todo bien, pero aparece un trabajo para ganar más dinero teniendo que dejar de servir a Dios por culpa del nuevo trabajo, abandona el que Dios le dio y toma el otro. Estropea la bendición.

 

5.- Poner la bendición antes que a Dios.

Cuando ponemos la bendición antes que, al Dios de la bendición, la estropeamos.

Cuando la bendición nos deslumbra, nos quedamos ciegos y nos desviamos.

La bendición ha de tomar su lugar, no sustituir a Dios y a sus planes.

Ha habido personas que han recibido dones del espíritu Santo espectaculares, y acabaron tirando su vida a la basura.

Hay escrito libros históricos donde se nos narra como por la torpeza del ser humano podemos ser destruidos por no entender la bendición que Dios nos da.

 

6.- El discípulo sabe quien es.

“Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9 Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. 11 Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12 Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14 Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay” (Hechos 14:8-15).

 

El apóstol Pablo hace un milagro y la gente piensa que eran dioses griegos.

Pablo sabe quien es y les pide que rectifiquen.

 

“Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros”.

 

El discípulo no se cree ser mayor de lo que es.

Muchos hubiesen utilizado el don de Dios para sanar como beneficio propio, pero Pablo supo quien era.

Hay gente con corazón idolátrico que va a levantarnos, pero hemos de ser conscientes de quienes somos.

El discípulo no tiene mayor concepto de él que el que debe tener.

 

7.- Cuando recibe de manera correcta la bendición.

Cuando usted recibe de manera correcta la bendición, Dios va a bendecirle más.

Muchos recibieron algo y ahí quedaron, su mala cabeza frenó las bendiciones próximas.

Pero cuando usas la bendición de Dios para ser útil en el reino de Dios, para servir mejor, Dios va a multiplicar la bendición y va a darle mucho más.

Cuando alguien recibe la bendición y la utiliza de la manera correcta, está abriendo las ventanas de los cielos para que las bendiciones caigan continuamente.

 

8.- Dios quiere bendecirle.

Cuando Dios le bendiga que la bendición no le estropee.

Continue sirviendo a Dios en humildad, sabiendo quien es, y reconociendo que todo viene de Dios.

 

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