Hoy estamos de fiesta, el cielo está de fiesta, porque hay hermanos que confiesan públicamente su fe en Jesucristo a través del bautismo.
1.- Mandamiento.
El bautismo no es un rito religioso, ni una tradición humana, es una ordenanza dada por el Señor, que produce un testimonio público de lo que ya Él hizo anteriormente en el corazón del creyente.
2.- Es similar a un entierro.
El apóstol Pablo nos describe esto en el libro de Romanos.
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:3-4).
2.- Muerte al pecado.
“Porque somos sepultados juntamente con él” (V.4).
El bautismo no salva, sino que es un testimonio de que Jesús ya nos salvó con anterioridad.
El bautismo no solo es un rito externo, es un testimonio público de algo que ya pasó interiormente.
En el bautismo se representa al viejo hombre, que era dominado por el pecado, siendo enterrado.
Igual que el agua limpia por fuera, el Señor nos ha limpiado por dentro.
3.- El regalo de la nueva vida.
“Así también nosotros andemos en vida nueva” (V.4).
Al entrar en el agua deja la vieja vida, y al salir proclama que ahora vive una nueva vida en Él.
El bautismo es un recordatorio de que la salvación y el perdón de Dios llegó a nuestra vida.
No merecíamos estar salvos, no merecíamos estar en la iglesia, no merecíamos ir al cielo, pero la misericordia de Dios no llegó y ahora tenemos una nueva vida.
El bautismo es la tumba del viejo hombre y la proclamación de la nueva vida en Cristo.
4.- Nuevo andar.
“Así también nosotros andemos en vida nueva” (V.4).
El cristiano no anda como antes andaba.
Cambia de vida, cambia de camino.
“Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello” (Ezequiel 33:19).
5.- Confesión de fe.
El bautismo es una confesión pública de fe que muestra obediencia y compromiso.
En el bautismo no nos escondemos, sino que decimos: “Soy de Cristo, le pertenezco para siempre”.
En la tierra y en el cielo se está dando testimonio de la conversión que habéis tenido.
6.- Apunta al futuro.
Así como Jesús resucitó, también los que son de él resucitaran.
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (I Corintios 15:20-22).
El bautismo apunta a la victoria final sobre la muerte.
Es un acto de obediencia que apunta más allá del presente, hacia la eternidad.
Podemos decir que el bautismo es un acto profético.
Lo que hoy celebramos no termina aquí, sino que es el inicio de un camino que culminará en la presencia de Dios.