“Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar. 13. Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo. 14. Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí. 15. Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos. 16. Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 17. Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 18. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. 19. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. 20. Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. 21. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma” (Ezequiel 3:12-21)
Durante los dos primeros capítulos de Ezequiel y parte del tres, el profeta ha estado en la presencia de Dios recibiendo visiones de lo alto y disfrutando del gozo de estar en comunión con Dios.
Ahora ocurre algo diferente, el Dios que le está hablando y en estrecha comunión con Ezequiel le da órdenes que en principio golpean y desagradan al profeta.
Este pasaje nos da las siguientes lecciones:
1.- Todo cristiano ha de vivir una vida de relación íntima con Dios.- Estar de rodillas, postrarse ante Dios.
Esto ha de ser algo natural en su vida. Recibir de Dios es un privilegio del que los cristianos disfrutamos.
El cristiano que no ora se pierde lo mejor.
Orar no solo es pedir, orar es meditar, orar es gozar, orar es sentir el toque de Dios en tu espíritu sintiéndolo en todas tus emociones.
¿Qué es orar?
Orar es recargar el alma de gozo, fe y esperanza.
Orar es renovar la visión.
Orar es sentir a Dios contigo apoyándote y bendiciéndote.
Orar es no sentirte solo.
Orar es saber que vas a vencer gigantes.
Orar es dejar de mirarte a ti y tu miseria y ver a Dios y su gloria.
Orar es un deleite que va más allá de pedir a Dios que bendiga los alimentos.
Orar produce humildad porque al contemplar al grande uno se siente pequeño.
Orar te ayuda a relacionarte con los demás, porque recibes de Dios y puedes darlo.
Orar te da vida y los demás te ven vivo.
Orar es vivir en la tierra recibiendo el gozo del cielo.
Orar es un privilegio reservado a los que siguen a Dios.
El profeta estaba orando, gozándose, pasándolo estupendamente tocando a Dios y estando en comunión con Él.
2.- La oración contemplativa tiene un tiempo.-“Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó”(v.14)
El cristiano ha de orar sin cesar en cuanto a la actitud y disposición del espíritu, pero ha de entender que estar a solas con Dios con los ojos cerrados y recibiendo la bendición de lo alto tiene un tiempo limitado.
No podemos estar todo el tiempo en oración contemplativa.
No podemos utilizar la oración como un método de evasión, no podemos utilizar la oración como una droga que nos saca del mundo y nos lleva a un estado sicodélico de fe.
Dios en algún momento nos va a levantar “Me levantó”.
3.- Estamos en comunión con Dios para obedecer a Dios.- “Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó” (V.14)
La razón de tomar tiempo a solas con Dios es hacer mejor la obra de Dios.
Por eso es importante que le obedezcamos a Él cuando nos muestre que hemos de pasar a otra cosa.
El Espíritu Santo ha de gobernar al siervo de Dios y no el siervo de Dios al Espíritu Santo.
Cuando Dios le levante, levántese.
4.- Al profeta no le gustó el cambio.- “fui en amargura, en la indignación de mi espíritu”
Se encontraba muy bien en la presencia de Dios y de pronto se encuentra con que Dios le saca de este lugar.
Hay cosas a las que Dios nos va a llevar y no van a ser agradables para nosotros, pero hemos de ir.
El profeta dice que estaba amargado y triste, pero sin embargo fue.
No mires tus gustos, mira la voluntad de Dios.
5.- El plan de Dios era firme- “pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí” (V. 15)
Dios pasa tiempo preparándonos para que con esta preparación hagamos su voluntad.
Luego de invertir tiempo en nosotros, nos lleva a donde él quiere que fructifiquemos.
A veces nos gustará y otras no, pero el siervo hace lo que le manda su Señor.
Ezequiel no quería, Dios fue firme con él, y Ezequiel obedeció.
6.- Atalaya.- Dios nos pone de atalayas.
El diccionario define atalaya como: “Torre situada en un lugar alto para vigilancia. Las atalayas se construían en zonas de costa para prevenir los ataques de los enemigos”
Dios nos ha puesto para avisar a la gente sobre el problema que van a tener si continúan como están.
Tú eres la boca de Dios que evita que el enemigo cause daño a la gente.
Si no les hablas de la situación en que se encuentran, van a seguir tranquilos y van a perecer.
7.- Hay responsabilidad.- Si la gente no se arrepiente va a perderse, esta es una realidad, pero la responsabilidad de que la gente reacciones es nuestra.
Tu boca es el altavoz de Dios para aquellos que están perdidos y necesitan la salvación.