“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. (Juan 15:1-8).
Este pasaje nos muestra que Jesús vino para que dependamos de Él, para actuemos cada día en plena dependencia de Dios.
Igual que el pámpano depende de la vid, usted depende de Jesús.
Usted debe tener en cuenta que cada cosa que haga ha de ser dependiendo de Él, ponga a Dios en su vida todos los días.
1.- Dios de 7 días.
Que bueno venir los domingos a la iglesia, pero Dios es un Dios de 7 días, Él quiere estar con usted en cada momento, quiere acompañarle en el trabajo, en los estudios, en la crianza de los hijos, en su coche cuando conduce por las calles.
Reconózcalo en la comida, en los libros que lee, al acostarse, al levantarse, en su forma de vestir y en su forma de comportarte.
Algunos solo tienen un Dios de domingo, vienen a la iglesia, pero luego en el resto de la semana no lo incluyen en sus vidas.
Dios en todo está dispuesto a ayudarle,
Haga que Dios sea parte de su vida diaria.
Todos los días ha de estar el pámpano unido a la vid.
2.- Dios de todo.
Dios no solo quiere ayudarle en lo grande, también el lo pequeño, en las pequeñas cosas.
Qué zapatos comprar, qué lugar ir, cómo vestirme, con que gente estar.
No somos dueños de nada, pero somos administradores de todo.
3.- Comunión con Dios.
Una parte de la salvación es mostrarnos que estamos en la tierra, pero que tenemos comunión con Dios.
Vivimos en lo material, pero tenemos relación con lo espiritual.
Hemos de reconocer que el cielo gobierna sobre la tierra “Luego que reconozcas que el cielo gobierna” (Daniel 4:26).
4.- Todos tus caminos.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Él es la vid, reconócelo en cada momento de tu vida, en todos tus caminos, y Él te ayudará.
Las cosas que puedes hacer torcidas, Él las va a hacer derechas.
Cuando Dios ve que usted depende de Él, va a facilitarle la vida.
Si reconoce a Dios, Él va a abrir puertas que usted no puede abrir y se allanará su camino.
Dios le quiere ayudar cada día, si reconoce a Dios en sus cosas, todo le irá mejor.
5.- Pedirle ayuda.
Pedirle ayuda es decirle a Dios que quieres incluirlo en tu vida, que no vives de espaldas a Él.
Orar es una muestra de humildad, es aceptar que Él es superior a nosotros.
Cuando usted admite su dependencia de Dios, Él hará todo para bendecirlo; moverá todo lo que tenga que mover para que usted sea bendecido.
6.- “Éste lleva mucho fruto”.
La dependencia de Dios no es una debilidad, es una fortaleza, ya que activa todo el poder de Dios.
Si usted depende de la vid, entonces todo lo de Dios llega a usted para que lleve fruto.
La dependencia de la vid, la dependencia de Dios es señal, es indicativo, de fruto.
7.- “Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid”.
No reconocer a Dios en nuestras vidas, no depender de Dios en lo que hacemos va a complicarnos.
Tendremos vidas estériles, no daremos fruto, no llegaremos a nada.
8.- Buscar primero el reino de Dios.
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33).
La comida, el agua y el vestido es provisión para aquellos que pongan a Dios primero.
Dios quiere suplir nuestras necesidades, pero no siempre nuestros deseos.
Tome tiempo para Dios cada día.
La vida es ajetreada, por eso es imprescindible tomar tiempo con Dios.
La historia dice que Felipe Melanchthon se encontraba agobiado por la cantidad de trabajo que tenía por delante y se dirigió a Lutero diciéndole: “Tengo tantas cosas que hacer que no tengo tiempo para orar”, entonces Lutero le dijo: “Felipe, si estás tan ocupado como dices, necesitas orar el doble” y añadió “el tiempo que dedicas a la oración no es tiempo perdido, es la mejor inversión que puedes hacer”.
Cuando tenemos mucho que hacer no es el momento de agobiarnos, es el momento de orar, de poner a Dios primero, de buscarle, y la paz, el descanso, la dirección y el poder de Dios vendrán sobre nuestras vidas.
Dios puede hacer en un segundo lo que usted no va a lograr en años.
9.- Buscar a Dios trae recompensa.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Dios recompensa a los que le buscan, busque a Dios, ore a Dios y tendrá recompensa.
Dios no bendice por nuestra inteligencia ni habilidad, sino por buscarlo.
Dios le va a llevar a donde usted no puede llegar.
10.- Alimente su espíritu.
La savia de la vid, alimenta a cada uno de los pámpanos.
Igual que alimentamos el cuerpo, hemos de alimentar nuestro espíritu. Esto hay que hacerlo todos los días, no solo el domingo.
Dele gracias a Dios, lea la Biblia, ore.
La palabra de Dios es una semilla que puesta dentro de nosotros va a dar fruto a su tiempo.
11.- Usted va a ser escrito en el libro de memoria de Dios.
“Y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre (Malaquías 3:16).
Dios tiene un libro donde se ponen las cosas que hacemos para que consten.
Si usted hace las cosas poniendo a Dios primero, si le busca cada día, usted va a ser escrito en el libro de Dios.
Piense en Dios cada día y su nombre será escrito en ese libro.
Nos salvamos por gracias, no por obras, pero Dios apunta nuestras obras en su libro.