“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. 15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. 16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lucas 4:14-21).
Es importante que nos ubiquemos, ya que este acontecimiento ocurre después de que el Señor vence las tentaciones en el desierto.
Jesús ha sido atacado, pero no ha caído en las tentaciones.
1.- Cuando vences a Satanás el poder del Espíritu Santo viene sobre ti.
“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea” (V.14).
El diablo va a venir a tentarte, si vences serás lleno del poder del Espíritu Santo, si caes perderás unción, gozo y visión.
Caer en el pecado nos alinea con la visión del diablo y nos aparta de la unción de Dios.
Dios quiere derramar su poder a los que vencen las tentaciones.
Cada vez que el diablo te tienta hay dos posibilidades: caes y pierdes unción y visión, o vences y Dios te utiliza más.
2.- Vencer las tentaciones hizo a Jesús famoso.
“Y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor” (V.14).
Cuando vence la tentación y resulta victorioso en el desierto “se difunde su fama”.
Cuando vencemos las tentaciones nos hacemos famosos, a veces entre la gente, pero siempre en el mundo del espíritu.
“Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” (Hechos 19:15).
Los demonios conocían a Jesús y a Pablo, pero no conocía a los exorcistas ambulantes.
Los demonios han de conocerte, has de ser famoso entre las fuerzas satánicas.
Cuando vences la tentación ganas respeto en el mundo espiritual.
3.- Inicio del ministerio.
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre” (V.16).
Jesús inicia su ministerio de forma oficial en Nazaret, el lugar donde se había criado.
Había estado por varias sinagogas, pero es en Nazaret donde proclama a todos que es ungido y enviado por Dios.
Nazaret fue la ciudad que le acogió, el lugar donde ser crio, de hecho, se le llamaba el nazareno.
Oficialmente este momento en Nazaret es el inicio del ministerio de Jesús.
Jesús quiso dar la oportunidad de conocerle a la gente con la que se crio.
Tus vecinos, familiares, compañeros de trabajo, esos son tu Nazaret.
No pierdas la oportunidad de presentarles a Jesús, a la gente que ha convivido contigo antes de conocer al Señor.
4.- Conforme a su costumbre.
“En el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre” (V.16).
Jesús acostumbraba a congregarse fielmente los días de reposo.
“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).
El escritor del libro de Hebreos recuerda a los cristianos que la costumbre de Jesús hemos de seguirla también nosotros, hemos de congregarnos.
5.- Su ministerio estaba profetizado.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor” (V.18-19).
Jesús no apareció, así como así, sino que la palabra de Dios habla de Él en muchas profecías, la vida de Jesús está profetizada en la Biblia, aquí habla de su ministerio público.
6.- “El Espíritu del Señor está sobre mí”.
El respaldo de Dios Padre sobre la vida de Jesús se manifiesta mandándole su Espíritu.
Jesús no actuaba por su cuenta, sino que era dirigido por el Espíritu Santo.
Igual que en el bautismo descendió el Espíritu Santo como paloma y el Padre habló, en el ministerio de Jesús Dios al completo estaba actuando.
Jesús venció las tentaciones y desarrolló su ministerio como un hombre lleno y dirigido por el Espíritu Santo, Él quería dejarnos claros que nosotros llenos del Espíritu Santo podemos hacer lo mismo.
Jesús no actuó como un superhombre, sino como un hombre lleno del Espíritu Santo.
7.- La misión del Mesías.
Venía a confrontar los grandes problemas de la humanidad apartada de Dios.
Jesús viene a dar buenas nuevas a los pobres, materiales y espirituales, hay provisión y bendición para los que siguen a Jesús. Dios se compromete a dar esperanza, sustento, abrigo y vida eterna de bendición con Él.
Sanar a los quebrantados de corazón, Jesús viene a sanar el dolor del corazón. El pecado rompe el corazón, la gente presume de estar bien, pero se encuentran tan rotos que muchos se endurecen para evitar ser dañados otra vez.
Dar libertad a los cautivos, en especial a los atados por el pecado y el diablo. El pecado ata y necesitamos la libertad que hay en Cristo Jesús.
Vista a los ciegos, sanó ciegos físicamente y espiritualmente. Nos abre los ojos y vemos la realidad tal cual es, y no como el autoengaño y el mundo nos han enseñado.
Libertad a los oprimidos, somos libres de las opresiones. El pecado oprime, estar apartado de Dios produce opresión.
Nadie puede liberar como lo hace Jesús, Él es el mesías enviado por Dios para dar al ser humano lo que no encuentra en este mundo contaminado por el pecado.
8.- “Y enrollando el libro” (V.20).
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados” (Isaías 61:1-2).
En Isaías la profecía continua en el versículo 2 “y el día de venganza del Dios nuestro”.
Jesús no continua, deja de leer aquí, lo último que lee es “proclamar el año agradable del Señor”.
El ministerio de Jesús no es un ministerio de castigo, sino de salvación.
La profecía al completo va a cumplirse, habrá salvación y condenación, pero Jesús fue enviado y ungido para salvar al ser humano no para condenarlo.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16-17).
El ministerio de Jesús en la tierra es un ministerio de salvación.
Jesús vino para salvarnos, “para que el mundo sea salvo por él”.