“Los hijos de Judá: Fares, Hezrón, Carmi, Hur y Sobal. 2 Reaía hijo de Sobal engendró a Jahat, y Jahat engendró a Ahumai y a Lahad. Estas son las familias de los zoratitas. 3 Y estas son las del padre de Etam: Jezreel, Isma e Ibdas. Y el nombre de su hermana fue Haze-lelponi. 4 Penuel fue padre de Gedor, y Ezer padre de Husa. Estos fueron los hijos de Hur primogénito de Efrata, padre de Belén. 5 Asur padre de Tecoa tuvo dos mujeres, Hela y Naara. 6 Y Naara dio a luz a Ahuzam, Hefer, Temeni y Ahastari. Estos fueron los hijos de Naara. 7 Los hijos de Hela: Zeret, Jezoar y Etnán. 8 Cos engendró a Anub, a Zobeba, y la familia de Aharhel hijo de Harum. 9 Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. 10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. 11 Quelub hermano de Súa engendró a Mehir, el cual fue padre de Estón. 12 Y Estón engendró a Bet-rafa, a Paseah, y a Tehina padre de la ciudad de Nahas; éstos son los varones de Reca. 13 Los hijos de Cenaz: Otoniel y Seraías. Los hijos de Otoniel: Hatat, 14 y Meonotai, el cual engendró a Ofra. Y Seraías engendró a Joab, padre de los habitantes del valle de Carisim, porque fueron artífices” (I Crónicas 4:1-14).
Hace mucho tiempo cayó en mis manos un librito llamado “la oración de Jabes”, fue un libro que impactó mucho a la comunidad evangélica.
En estas dos últimas semanas, en varias ocasiones he oído de la oración de Jabes, y esto me ha llevado a a meditar ahora sobre esta oración tan especial.
1.- Todo genealogía.
Si lee los nueve primeros capítulos de primera de crónicas solo verá nombres detrás de nombres.
Es un listado exhaustivo de genealogías.
Sin embargo, en medio de toda esta cantidad de nombres aparece la oración de Jabes.
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. 10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (V.4:9-10).
¿Por qué en medio de toda esta cantidad de nombres, se detiene para hablar de Jabes en estos dos versículos?
¿Qué le hizo “mas ilustre que sus hermanos”?
2.- Dolor.
“Por cuanto lo di a luz en dolor” El nombre Jabes significa “dolor”, por alguna razón el nacimiento de Jabes fue tan doloroso que la madre le puso este nombre.
Todos los partos producen dolor, pero tal vez este fue más duro de lo habitual o tal vez fue un parto normal, pero lo tuvo en medio de una situación de dolor (problemas diversos).
Sea como sea, el nacimiento de Jabes vino acompañado de dolor.
3.- Este nombre le persiguió.
El nombre “dolor” le persiguió por toda su vida.
Vaya ocurrencia la de la madre, ponerle un nombre triste, un nombre de desgracia.
En la Biblia los nombres son importantes, incluso en muchos casos proféticos, llevar este nombre era algo difícil, era algo que tendría que arrastrar durante toda su vida.
“Hay va el que causa dolor”, “el que hizo dolor a su madre”, un destino de dolor envolvía a Jabes.
El pasado persiguió a Jabes toda su vida.
4.- Mercancía defectuosa.
Vi un reportaje de que hay mucha fruta de gran calidad pero que está fea y se considera mercancía defectuosa y por tanto no son aptas para vender en los supermercados.
Muchas de estas buenas frutas se tiran porque las grandes empresas de supermercados no las quieren, no tienen gancho, la gente no las quiere porque son pequeñas, o porque son de feo aspecto.
Se tiran, sin embargo, están igual o mas sabrosas que las que tienen apariencia bonita.
Nosotros compramos un frigorífico en una empresa que vendía electrodomésticos con pequeñas rayaduras, estaban muy bien, pero tenían algunas fallas que impedía que fueran vendidos en los grandes almacenes.
Algunos por el nombre, como Jabes, o por otras cosas podemos que nos pasó en la vida sentirnos defectuosos, que no tenemos valor, por fuera somos feos, pero Dios nos ama, por dentro somos muy valiosos.
Jabes era valioso, usted es valioso, aunque parezca feo.
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos” llegó a ser el más ilustre, aunque todo lo tenía en contra.
5.- Presión que levanta.
Esta situación, hace tanta presión sobre su vida, que le hace destacar en medio de una lista de “solo nombres”.
Las cosas duras del pasado han de ser lo que te motiva a hacer cosas grandes para Dios.
Ni el mundo, ni el diablo, ni la gente, ni su nombre puede apartarlo del gran plan que Dios tiene para usted.
Si lo derriban, si nació con impedimentos que son utilizados para rebajarle, levántese.
6.- Usted es un vencedor.
Quizás falló, pero no es un fracasado, quizás perdió, pero no es un perdedor, Dios quiere hacer cosas grandes con usted.
Dios puede sacar grandeza de un gran desastre.
Él sabe convertir los problemas en victorias.
7.- Ismael.
“Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación” (Génesis 17:19-20).
Ismael era el hijo de la impaciencia, no vino según el plan de Dios.
Se le podría considerar mercancía defectuosa.
Sara se volvió contra Agar y acabó expulsándolos de su casa.
Ismael era inocente, no hizo nada malo, y Dios le profetiza que haría de él una gran nación.
Para Sara Ismael era un error, para Dios no, Dios sacó grandeza, una gran nación de Ismael.
Ningún bebé es un error, ningún niño nace sin el deseo de Dios, para Él no hay embarazos no deseados.
No venimos de nuestros padres, venimos a través de ellos, nosotros venimos de Dios.
Dios no da vida, sin pensar en un destino glorioso.
Usted no es un accidente, es un hijo amado de Dios.
Jabes hace la oración:
8.- “Oh, si me dieras bendición”.
Jabes pide bendición, necesita bendición, su nombre es una maldición y ahora se vuelve a Dios y le pide que, si su madre le maldijo, Dios le bendiga.
Lo daños que los hombres nos han producido, Dios nos libera de ellos y nos da una vida nueva.
No importa lo que pasó en el pasado, usted no es una mercancía defectuosa, pídale a Dios que le bendiga.
9.- “Y ensancharas mi territorio”.
No sabemos el territorio que tenía Jabes, pero el pide más.
Pídale a Dios que Él ensanche su vida, usted necesita de parte de Dios más territorio para crecer.
Pida que Dios ensanche su ministerio, que pueda atender a más personas, que Dios le bendiga para que pueda bendecir.
Hay quienes piensan que han de ser humildes y que no tienen que pedir cosas grandes, pero esto no es así, Dios quiere que usted se extienda, que crezca, que su obra se haga mayor, Dios tiene cosas grandes para los que creen que Dios quiere usarlos en cosas grandes.
Pedir cosas grandes es creer en los milagros, es creer en un Dios que aún está vivo y se mueve de manera maravillosa en medio de nosotros.
10.- “Si tu mano estuviera conmigo”.
Lo que empieza en Dios, lo que hace Dios al principio ha de continuar luego.
Hay quienes empiezan bien, hermanos a los que Dios bendice de gran manera, pero luego se despistan, se envanecen en lo que Dios ha hecho, se atribuyen los méritos, y desgraciadamente la mano de Dios se retira.
Dios quiere que continuamente le demos gloria, todo viene de Él, y todo lo mantiene Él.
No se nos olvide que la mano de Dios ha de continuar sobre nuestras vidas.
La obra de Dios es muy grande para que usted la pueda realizar sin que la mano de Dios esté con usted.
“Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor” (Hechos 11:21).
La iglesia primitiva avanzó porque la mano de Dios siempre estuvo con ella.
11.- “Y me libraras de mal, para que no me dañe”.
Vivimos en un mundo complicado, un mundo duro, necesitamos protección de Dios.
Pídale continuamente la protección a Dios, no permita que las cosas se compliquen, pare con oración los intentes de causarle daño del diablo y de la gente.
El padre nuestro incluye esto: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:9-13).
12.- Crea que Dios lo va a hacer.
“Y le otorgó Dios lo que pidió”.
Dios se lo dio a Jabes, también se lo dará a usted, usted no es una mercancía defectuosa, usted es hijo de Dios y Él quiere usarle de manera gloriosa en su reino.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).