“A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; 10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. 11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. 12 Y al entrar en la casa, saludadla. 13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. 14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad” (Mateo 10:5-15).
Jesús nace, crece y llega el momento de iniciar el ministerio. “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52).
1.- Hay un tiempo de desarrollo.
Igual que el cuerpo crece y se desarrolla, el espíritu necesita crecer y desarrollarse.
Una de las cosas más difíciles de aprender es la paciencia.
La impaciencia hace que bendiciones que Dios tenía para dentro de 2 o 3 años no lleguen nunca a nuestras vidas.
Una planta precisa un tiempo de crecimiento, no porque yo tire de ella va a crecer más rápido, al contrario, si tiro de ella la voy a matar.
2.- Jesús da instrucciones.
Tras elegir a los doce les manda y les da instrucciones.
Dios nos da instrucciones, tenemos un libro lleno de ellas, la Biblia es nuestro manual de instrucciones.
Si nos equivocamos no es porque Dios no nos haya dejado escrito el camino. Dios nos ama y quiere cuidarnos, por eso nos da sus mandamientos.
“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (I Juan 5:3).
Sus mandamientos son fruto del amor de Dios.
3.- Hay un orden.
“A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (V.5-6).
Dios ama a los samaritanos y a los gentiles, pero aún no había llegado el tiempo.
Ya llegaría el Espíritu Santo y serían testigos en toda la tierra, “Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8) pero ahora no era el momento.
Los judíos eran los herederos legales del reino y como tales tenían que recibir primero la herencia.
Que tus buenos intentos y deseos no estorben el plan de Dios.
Es importante seguir el orden de Dios y andar a la velocidad de Dios.
4.- El reino de los cielos se ha acercado.
“Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado” (V.7).
El gran mensaje es que ahora hay un nuevo reino.
Grecia, Roma, Babilonia, China, etc. Eran reinos de los hombres en la tierra, ahora hay uno nuevo, el de Dios.
a.- Con un rey. – Cristo Jesús.
b.- Con unas leyes. – Su palabra.
c.- Con una autoridad. – Hay poder en el reino de Dios.
5.- Poder espiritual.
“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (V.8).
Tenemos poder espiritual.
Ora por la gente creyendo que Dios te ha dado este poder.
¿Se van a sanar siempre? No, para esto también Dios tiene sus tiempos, pero hemos de orar creyendo en el poder que Dios nos ha delegado.
Ora por la gente que necesita tu oración.
Cuando oras por la gente, aunque no se sane, Dios va a ir enseñándote estrategias espirituales de la oración, también en esto hay que crecer.
6.- Es gratis.
“De gracia recibisteis, dad de gracia” (V.8).
Dios nos salva, nos llena del Espíritu Santo, nos bendice, nos da dones y frutos, disfrutémoslo y compartámoslos.
No es para hacer negocios, es para que el reino de Dios se extienda.
No des dinero para ser sano ni para la salvación de un familiar, ni dada por el estilo.
Algunas personas han dado sobres con dinero para que con eso Dios les bendiga. No lo hagas, en la iglesia de Dios no se cobra por los dones, y Dios nos quiere bendecir porque somos sus hijos y nos ama, no porque le paguemos.
7.- Importamos lo de Dios.
“Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros” (V.13).
Casa digna. – En griego “Axios”: “merecedores, apropiados, bien dispuestos”.
Es preciso que haya una disposición a recibir lo de Dios.
Nos vamos a encontrar con personas que no quieren recibir nada de Dios, no están dispuestos, están cerrados a Dios y a lo que Él trae. El que no quiere no va a recibir.
Cuando llegaban a la casa no era solo para dormir y comer, era también para transmitir el mensaje del reino, por eso precisaban buena disposición.
8.- Paz que queda y paz que se va.
“Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros” (V.13).
El hijo de Dios trasmite lo que ha recibido de Dios.
Somos gente que irradia las bendiciones de Dios a aquellos que están dispuestos a recibirla.
Dios nos ha puesto como canales de bendición.
La gente realizada consigue sus metas, la gente feliz hace que las metas de Dios se hagan realidad en la tierra.
El poder de Dios reposa en nosotros y tenemos el privilegio de ser usados por Dios para transmitir sus bendiciones.