“¿Y ahora tú dices: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías? 12 Acontecerá que luego que yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa, y al venir yo y dar las nuevas a Acab, al no hallarte él, me matará; y tu siervo teme a Jehová desde su juventud. 13 ¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y agua? 14 ¿Y ahora dices tú: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías; para que él me mate? 15 Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él” (I Reyes 18:11-15).
Niño al que le preguntan “¿dónde está Dios?”.
Fondo histórico. – Acab quiere matar a Elías, y lo está buscando por todo Israel y no lo encuentra.
Divide sus fuerzas y va por unos sitios él, y por otro manda a su mayordomo Abdías.
Abdías era un buen hombre, él había protegido a los profetas de Dios cuando Jezabel quería matarlos.
Elías se encuentra con Abdías, y El mayordomo del rey asesino se postra ante Elías.
Después de un intercambio de palabras Elías decide presentarse ante el rey que le quería matar y dice esta frase: “Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él”.
1.- “Vive Jehová de los ejércitos”.
Elías no creía en un Dios muerto, sino en un Dios vivo, que le acompañaba, le guiaba y le protegía.
Elías conocía a Dios, hablaba con Él, veía su poder y sus milagros.
Dios está vivo, y Elías estaba seguro de esto.
2.- “En cuya presencia estoy”.
Elías se encontraba delante de Dios, era consciente que Dios estaba con Él, y que se ponía delante de Él para servirle.
Elías no iba por su cuenta, iba bajo la autoridad de Dios.
Daba igual donde estuviera Elías, siempre estaba en la presencia de Dios.
Dios no se le había perdido a Elías, se le había perdido a Acab y a los que desobedecían a Dios.
3.- “Que hoy me mostraré a él”.
No tenía miedo, la presencia de Dios le da el valor necesario para mostrarse ante el que quiere matarle y tiene poder para hacerlo.
La presencia de Dios nos da seguridad.
El mundo es duro, las situaciones que se nos presentan a veces son desagradables, pero en la presencia de Dios vamos a superarlos.
Vivir en la presencia de Dios nos da valor para vivir la vida.
4.- Elías no oraba cuando había problemas.
Existen dos tipos de personas, los que oran cuando tienen problemas o los que viven en la presencia de Dios.
A nuestra iglesia hay un grupo de personas que vienen cuando tienen problemas, y cuando se ora y los problemas desaparecen, también desaparecen ellos, hasta el próximo problema que regresa “para no irse nunca más”.
Elías no oraba cuando había problemas, sino que estaba siempre en la presencia de Dios.
5.- Vivir en la presencia de Dios es reconocer su señorío:
Dios nos da unas instrucciones y hemos de seguirlas.
Reconocer el señorío de Dios es obedecer a Dios.
No es prometer cosas cuando una está mal y cuando las cosas se arreglan seguir igual.
6.- Vivir en la presencia de Dios es permitir que su Espíritu Santo nos guie.
Pregunte a Dios, consúltele incluso por las cosas más insignificantes.
Déjese guiar por el Espíritu Santo, si siente en su corazón que no debe hacer algo, no lo haga.
Dios no está en silencio, Él desea comunicarse con aquellos que le buscan.
La gente que está en la presencia de Dios y se deja guiar por el Espíritu Santo son los que conquistan cosas y llegan lejos en el reino de Dios.
7.- Vivir en la presencia de Dios es buscar antes su voluntad, que mis intereses.
No conocemos el futuro, lo que hoy parece perfecto puede que con el tiempo sea terrible.
Abraham dejó que Lot eligiera los mejores terrenos, con el tiempo los mejores terrenos fueron los peores y los peores los mejores.
Dios conoce el futuro, Él sabe lo mejor, deje que sea Él quien decida por usted.
8.- Vivir en la presencia de Dios es un privilegio.
Solo los hijos de Dios pueden vivir en la presencia de Dios, usted es un privilegiado, usted tiene la bendición de lo alto y puede vivir en la presencia de Dios.
La gente del mundo está vacía, no sabe que hacer y no entiende su paz y su gozo.
Solo los hijos de Dios están en la presencia de Dios.
Usted es un privilegiado, tiene lo que el mundo busca y no encuentra.
9.- Vivir en la presencia de Dios es una responsabilidad.
Tenemos que cuidar la presencia de Dios:
a.- Lea todos los días la palabra de Dios.
b.- Ore desde que se despierta y ponga delante de Dios cada cosa de su vida.
10.- Vivir en la presencia de Dios hace que veamos su gloria.
“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. 57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él” (Hechos 7:55-57).
Aún cuando estaba siendo ajusticiado Esteban, este veía la gloria de Dios.
No importa lo mal que te encuentres, si está en la presencia de Dios aún en los peores momentos verás su gloria.
11.- Estar en la presencia de Dios nos da gozo.
“Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia” (Hechos 2:28).
Las risas pueden venir por muchas cosas, el gozo solo viene de estar en plena comunión con Dios.
La presencia de Dios nos llena de gozo.
12.- Estar en la presencia de Dios produce refrigerio.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19).
“Anapsusis” literalmente recuperar aliento, revivir.
Cuando ya no se puede más, cuando uno se cansa se puede recuperar el aliento estando en la presencia de Dios. Se puede revivir, la vida de Dios vuelve cuando estás en la presencia de Dios.
13.- Vivir en la presencia de Dios es ver el mover de Dios.
Dios se manifiesta en las vidas de aquellos que viven en su presencia.
Va a ver cosas maravillosas, va a comprobar como Dios hace milagros, vivir en la presencia de Dios abre las puertas de bendición del cielo.
14.- Vivir en la presencia de Dios abre los oídos a la palabra.
“Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado” (Hechos 10:33).
Hay que estar en la presencia de Dios para recibir de manera correcta la palabra de Dios.
Antes de venir al culto esté en oración, la alabanza es una ayuda para que usted entre en la presencia de Dios y reciba mejor la palabra.
No se pierda la alabanza, es lo que le va a ayudar a oír mejor la predicación.