El discípulo descansa en su Señor

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:6-8).

 

En plena segunda guerra mundial, Corrie Ten Boom fue una cristiana que ayudó a socorrer a judíos de la persecución nazi, debido a esto fue detenida y enviada a al campo de concentración de Ravensbrück, allí sufrió hambre, frio y maltratos.

A pesar de donde estaban Corrie y su hermana Betsie confiaron en Dios y oraron en todo momento.

En lugar de desesperarse recordaban estos versículos y dieron gracias incluso por las pulgas que infestaban la barraca. Mas tarde descubrieron que fue gracias a las pulgas que los nazis las dejaban en paz y no les molestaban.

 

1.- Dios está al control.

Usted debe saber que antes de la fundación del mundo Dios ya sabía las personas que le herirían y le causarían daño, por cada golpe que usted recibe Dios tiene preparada una retribución de bendición para su vida.

Cuando alguien le cause daño póngalo delante de Dios, Él va a actuar.

El discípulo cree en el poder de Dios y confía en Él.

 

2.- Lo mejor está por llegar.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Por mal que le vayan las cosas, todo ocurre para bien, la bendición está en su futuro.

“Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu” (Eclesiastés 7:8). Lo mejor está por venir.

Si usted es discípulo: El cielo le espera, la bendición de Dios le espera y los milagros de Dios están por llegar.

El fin es mejor que el principio.

 

3.- No se deje influenciar por el pasado.

A todos nos ha pasado cosas duras y hemos de aprender a soltar lo que nos hizo daño y confiar en el Señor.

Mire las cosas nuevas que Dios quiere hacer. Él dijo: “a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:3).

Dios tiene gloria para sustituir su ceniza. Dios le va a dar gloria en lugar de ceniza.

Avance, Dios le dará oportunidades muevas si suelta las heridas viejas.

Quizás sufrió mucho en el pasado, pero eso no es para frenarlo, sino para que sea más útil en el reino de Dios.

 

4.- No se ponga de víctima.

Cuando lleguen los momentos difíciles, no se ponga de víctima, Dios quiere usarlo.

En la vida se puede ser víctima o conquistador exitoso, pero nunca las dos cosas a la vez.

Llorar por lo que pasó ayer no trae libertad, estar enfadado por lo que no funcionó, solo le mantendrá siendo mediocre.

Un discípulo sabe que no debe ponerse de víctima, sino superar la situación y salir vencedor.

Un discípulo sabe que en los momentos difíciles debe continuar confiando en Dios.

Usted es producto de su pasado, pero no debe ser esclavo de su pasado.

 

5.- Las situaciones duras son su escuela.

Usted tiene que aprender, usted tiene que tener dominio sobre su carácter.

Dios le va a llevar a la escuela de las situaciones duras para hacerle un mejor discípulo.

No desaproveche su sufrimiento, no desperdicie los momentos duros, sepa sacar oro de las situaciones difíciles.

 

6.- Caso de Pablo.

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).

Pablo tuvo muchas adversidades, sufrió persecución, descrédito, fue maldecido, difamado, insultado, golpeado con piedras y estuvo en la cárcel, si no hubiese tenido este principio se hubiese sentido amargado.

Pablo supo soltar todo el oprobio.

Pablo supo mirar a la meta y no a lo que le rodeaba.

Pablo era un discípulo que sabía dónde mirar.

 

7.- Su vida apestará.

Si se resiente con el pasado su vida apestará, usted no se dará cuenta, pero la gente le huirá. (como el olor de boca).

La gente huye a aquellos que viven atados al pasado, que el perdón no ha sido el bálsamo que llenó sus vidas de paz y bendición.

Si hay una herida de su pasado que no está sanada, cuando menos se lo espere, cuando alguien hable del tema, saldrá todo ese dolor y resentimiento que lleva dentro.

Si consigue que su mente avance, su vida avanzará.

 

8.- Suelte a los que le ofendieron.

 “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (Marcos 11:25).

Déjelo, suelte la ofensa, Dios pelea sus batallas.

El discípulo confía en su Señor “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19).

Usted sirve a un Dios justo, deje que sea Él, el que actúe.

 

9.- Dios le recompensará.

“Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna” (Marcos 10:29-30).

Dios tiene recompensa para sus discípulos, Dios tiene recompensa en esta vida y en la venidera.

Los discípulos van a ser recompensados.

Ser discípulo de Dios es lo mejor que se puede vivir, ya que se ve la gloria y el poder de Dios en su vida.

 

10.- Tras la guerra.

Corrie Ten Boom dedicó su vida a predicar sobre el amor y el perdón de Dios.

Viajó por más de 60 países, compartiendo su testimonio y ayudando a reconstruir vidas.

En 1947, en una de sus conferencias en Alemania, un exguardia de Ravensbrück se acercó a ella para pedirle perdón. Corrie, encontró la fuerza para perdonarla.

Escribió varios libros, incluido El refugio secreto, donde narra su historia de resistencia y fe. Su testimonio ha inspirado a millones de personas.

Corrie Ten Boom murió el 15 de abril de 1983, con 91 años, dejando un legado de amor, valentía y perdón.

Hoy, su casa es un museo que honra su historia y la de su familia.

Su vida es un recordatorio poderoso de que la luz puede brillar incluso en la oscuridad más profunda.

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