“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia en estos años, sino por mi palabra” (II Reyes 17:1)
Este pasaje y los siguientes hasta el versículo 7 son muy interesantes pero tal vez lo más llamativo es que comienza diciendo que está en la presencia de Dios. Después de esto cualquier cosa es posible, estando el la presencia de Dios Elias profetiza sequias, es alimentado por cuervos, y oye de Dios. Cualquier cosa maravillosa ocurre a aquellos que están en la presencia de Dios.
Vivir en la presencia de Dios es estar en un estado de victoria constante. Es ser consciente de que Dios está junto a ti y que tu estás junto a Dios.
Para estar en la presencia de Dios es preciso que tengas hambre de Dios. Si estás conforme con tu vida espiritual no vas a recibir mucho, pero si quieres más, si tienes hambre de Dios vas a experimentar cosas maravillosas en Dios.
Cuando vives en la presencia de Dios ocurren varias cosas:
1) Profetizas (v.1).- No solo dices lo que ocurrió, también dices lo que va a pasar. La profecía es el interruptor que hace que Dios actue. “sino por mi palabra”. Elias era el que iba a decidir cuando iba a llover. La profecía es autoridad. La voluntad de Dios corre a través de la autopista de la profecía.
2) Viene palabra de Dios (v.2).- Después de la profecía vino la palabra de Dios a Elias. Cuando estás en la presencia de Dios vas a escuchar a Dios, vas a tener comunión con El. Las puertas de la revelación están abiertas.
3)Tienes dirección de Dios (v.3).- “Apártate de aquí” Dios te va a mover, te va a colocar donde El vea conveniente para que tu veas su gloria y para protegerte.
4) Pasan cosas extrañas (v.4).- Cuervos dando de comer. Milagros extraordinarios están preparados para los que están en el presencia de Dios.
5) Sabes obedecer (v.5).- “El lo hizo conforme a la palabra de Dios” La presencia de Dios te capacita para ser obediente.
6) Dios te suple (v.6).- Los cuervos le traía el alimento
7) Se cumple la profecía (v.7).- “no había llovido sobre la tierra”. Dejó de llover. Todo aquel que está en la presencia de Dios va a ver cumplido aquello que profetizó