” Por la fe Moisés, hecho ya grande rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, esdogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón” (Hebreos 11:24-26)
– Moisés siendo grande tiene dos opciones, ser príncipe de Egipto o ser esclavo.
– Todo servidor de Dios tiene que escoger entre el pecado y Dios, entre obedecerle y desobedecerle. El evangélio desata una crisis, en la que tienes que escoger entre Dios y el mundo.
– La primera vez que tiene esta opción es al ver maltratar al israelita, y en esta ocasión decide ponerse de parte del torturado, mata al egipcio y se va. Es una decisión instintiva, no existe reflexión, se deja llevar por el impulso y actua. Es una actuación de un momento, en la que define su corazón y sin pensarlo se coloca en el lugar de un israelita.
– La segunda vez pienso que se produciría cientos de veces durante los cuarenta años que está en el desierto. Cientos de veces le vendría la idea de regresar, pienso que el pensaría que el tiempo pasado ya había calmado los ánimos y el regreso no le hubiese traido consecuencias.
– La tercera vez, y esta es la principal, es cuando regresa con el mensaje de Dios y habla con faraón. Moisés podría haber renunciado al mensaje de Dios y haberse unido al Farón, y ser uno más en la corte, pero el escoge quedarse con su pueblo.
– La fe le hacía saber que en Dios estaba la seguridad.
– La corte faraónica tenía todo, pero era efímera ¿donde están en la actualidad los faraones?
– Moisés escogió ponerse del lado de aquel que le había dicho en la zarza “Yo soy el que soy” (el eterno) el que no tiene principio ni fin, el que cuando todos los faraones estén enterrados, y solo sean piezas de museo, cuando Egipto deje de ser Egipto, yo continuaré siendo vencedor. El encuentro con Dios hizo a Moisés escoger lo mejor.
– En todo este pasaje vemos varias enseñanzas:
1.- Hecho ya grande.- Solo los grandes, los maduros, los que entienden lo de Dios dan este paso de fe y escogen según Dios. Muchos se deslumbran con las luces de este mundo, y se dejan llevar por el pecado, luego lloran, o son engullidos por el Mar Rojo. Seguir a Dios es de grandes y valientes.
2.- Escogiendo.- La fe te lleva a escoger, no te deja indiferente. Nadie puede tener fe y quedarse igual. La fe te lleva a decisiones en las que vas a tener que escoger. El hombre de fe tiene que escoger continuamente entre lo que Dios pide y lo que el diablo le ofrece. La vida de fe es una vida continua de escoger lo de Dios, por eso, ha de estar continuamente cerca de Dios.
3.- Normalmente por fe se va a escoger lo aparentemente peor.- Ser maltratado frente a los deleites, ¿porque?, porque la fe obedece lo que Dios dice, no lo que ve. La palabra de Dios en el monte es clara, y no hubo luces de Egipto que pudieran apagarla. Moisés sabía lo que Dios quería, y supo ponerse de parte de Dios, que aparentemente era lo peor.
– Moisés escogió lo peor: La esclavitud en vez de la libertad, la pobreza en vez de la riqueza, la promesa invisible de Dios en vez de la realidad tangible de Egipto. Pero con el tiempo se vió que escogió lo mejor.
4.- La fe te hace valorar lo de Dios más que lo otro (V.26).- Uno invierte en lo que valora. Uno va a la iglesia si la valora. La fe te ayuda a darle valor a lo que Dios le da valor. Cuando no valoras lo de Dios vas a valorar otras cosas. Mira a que dedicas tiempo y sabrás que es tu Dios.
5.- La fe te hace poner la mirada en lo que otros no ven.- Los demás veían lo que tenían al frente, pero la fe te da un telescopio que te ayuda en ver la eternidad.
– Moisés no fué millonario, pero la comida le llovía del cielo y los zapatos no se le rompian
– No tenía el poder de gobernar Egipto, pero levantaba la vara y se abría el Mar Rojo
– No fue gobernante del pueblo egipcio, pero fue gobernante del pueblo de Dios.
– No fue hijo de Faraón, pero fue hijo de Dios.
– Perdió los deleites temporales , pero en ( Mateo 17:1-3) leemos: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y se les aparecierion Moisés y Elias, hablando con él” Por la eternidad está gozando de la presencia de Dios.