“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2. diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 6. Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel. 7. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8. y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino” (Mateo 2:1-12)
Introducción.- Hay pasajes bíblicos que han sufrido muchos cambios a los largo de la historia.
Los hombres a lo largo de los siglos han ido añadiendo una cortina de humo sobre los acontecimientos que sucedieron en estos momentos.
Se habla de reyes, la Biblia nos habla de magos.
Se habla de 3, la Biblia no da números.
Se les da tres razas, la Biblia solo habla de una procedencia al oriente de Israel.
Se les da nombres, la Biblia no les da ninguno.
Bueno, y si seguimos, también se dice que nos van a traer regalos a nosotros, cuando ellos solo se los trajeron a Jesús.
Si soplamos sobre el humo que se ha añadido sobre el texto, nos encontraremos con la realidad bíblica.
A.- El humo no es fruto de la maldad, es fruto de la ceguera.- El hombre poco espiritual trata de adornar y añadir a lo de Dios.
Esto nos puede pasar a todos los seres humanos, estamos tan enamorados de Dios y de su palabra que somos tentados a adornarla con cosas de nuestra cosecha.
Pero hemos de aprender que si no viene escrito, no hemos de añadirle a lo de Dios.
Entendamos que la Biblia no nos dice todo, sobre todo. No es un libro de química, ni de ingeniería, ni de medicina, ni de astronáutica, ni de matemáticas, etc. Sino que está escrita para revelarnos solo lo que tenemos que saber para vivir una vida efectiva.
B.- ¿Quiénes eran?.- La Biblia nos dice que eran magos y que venían del oriente.
A los sacerdotes babilónicos se les llamaban magos, esto podemos verlo en el libro de Daniel y Babilonia está al oriente de Israel. Esto ya nos está indicando su procedencia.
Por otro lado la religión babilónica estaba centrada en las estrellas, fueron los fundadores de la astrología, ellos atribuían a las estrellas poder, porque pensaban que eran sus dioses.
Solo gente que cree en la astrología puede ver algo tan importante en una estrella como para dejarlo todo e iniciar este viaje a lo desconocido.
La estrella estaba en el cielo, la veía todo el mundo, y nadie se movió de sus lugares, incluso la ignoraron.
Herodes ni se percató, pero los magos astrólogos entendieron que tras la estrella había algo grande y por eso la siguieron.
Enseñanzas:
1.- Los de fuera vieron lo que no vieron los de dentro.- Los sacerdotes de babilonia entendieron que había nacido Jesús mientras que los judíos no se enteraron de nada.
Seamos humildes, a veces la gente de afuera del reino es más chispa que los hijos de Dios.
Uno puede estar en la iglesia, tener la Biblia, y sin embargo estar cegado.
Pídale a Dios discernimiento para entender los tiempos y las señales.
Los judíos no captaron las escrituras, estaba escrito en la palabra de Dios: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel” (Miqueas 5:2)
Uno puede tener la Biblia y no entender lo de Dios. Hay quienes tienen la Biblia bajo el brazo y están despistados. Tener la Biblia no es garantía de acertar.
Para entender lo escrito es preciso
1.- Tener la Biblia.
2.- Tener al Espíritu Santo.- El mismo que la escribió tiene que revelárnosla.
3.- Tener humildad.- Desde el orgullo, la altivez, y pensar que lo sabemos todo, nunca captaremos lo que Dios quiere decirnos. Detrás de alguien altivo hay alguien cegado.
2.- Herodes vio competencia en el que venía a salvarle.- Herodes no se gozó con que la Biblia se cumpliera, sino que vio en Jesús a un competidor.
Era frecuente en aquellos tiempos que los reyes fueran asesinados por gente que quería tomar el poder deshaciéndose de ellos.
El 20% de los emperadores romanos fueron asesinados. Era una costumbre en aquellos tiempos.
Por esto Herodes ingenia una trampa para encontrar a Jesús, y le dice a los magos que él también quiere adorarle y que por esto cuando le encuentren regresen y le digan el lugar en el que se encuentra.
Herodes veía en Jesús el enemigo que iba a asesinarlo y quitarle el sitio.
No veas a Jesús como enemigo, es verdad que Él viene a quitarnos el poder, viene a quitarnos cosas, pero nos va a quitar lo que nos sobra, lo que nos impide ser mejores hijos de Dios.
No compitas con Jesús, di con Juan el Bautista: “Es necesario que Él crezca y que yo mengue”
3.- Cambiar de Dios.- “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron” (V.11)
Los que adoraban estrellas, los sacerdotes babilónicos, se están prostrando ante Jesús.
Este es el momento clave en la vida de todo hombre, cuando cambia sus dioses por el autor de la vida.
Todos llegamos a Cristo con nuestros dioses, tal vez la política, tal vez un deporte, tal vez una afición, tal vez un dios falso, siempre tú mismo. Cuando llegamos a Cristo hemos de dejarlos al lado y obedecer las enseñanzas de nuestro Dios.
Aquí todos hemos renunciado a lo que éramos, para aceptar lo nuevo de Dios.
Si no ha entendido esto aún, no ha llegado al pleno conocimiento de Dios.
El evangelio es perder para ganar. Perder lo que nos pierde, para ganar lo que nos salva.
4.- Oro, incienso y Mirra.- Se pueden dar muchas explicaciones al significado de cada una de estas tres cosas, tales como que el oro representa la realeza de Jesús, el incienso la deidad, y la mirra la humanidad.
Pero yo veo dos cosas importantes en estos regalos:
a.- Estas cosas formaban parte del rito babilónico.- El oro, el incienso y la mirra se utilizaban en la adoración babilónica, y ahora Babilonia es despojada de todo esto y es puesto a los pies de Jesús.
Es la victoria de Dios sobre la religión del hombre. Es la victoria de la salvación por fe sobre la salvación por obras y ritos humanos.
b.- Es la provisión de Dios.- Jesús iba a ser perseguido por Herodes y su vida corría peligro, tenían que huir, y Dios les provee de cosas valiosas para que pudieran costearse su viaje y estancia en Egipto.
Dios provee para que se cumpla su voluntad.
Si Dios quiere hacer algo, si te encomienda a ti para que lo hagas, Él va a proveerte.
Si tu construyes un templo lo pagas tú, si lo construye Dios lo paga Él.
5.- Ahora les habla directamente.- Antes de convertirse les hablaba por sus tradiciones, por sus costumbres y por sus creencias.
Después de la conversión, Dios les habla directamente.
Cuando nos convertimos al Señor, Dios cambia la forma de hablarnos.
Ahora la forma es directa, ahora es al corazón, por sueños o como sea, pero se pasa de tener un conocimiento de Dios por signos o cosas externas para tener una revelación directa al corazón.
Un cristiano nacido de nuevo es alguien que tiene una relación directa con Dios, tiene una comunión genuina con Él, y no necesita intermediarios para recibir la bendición de lo alto.
Dios está contigo si tú estás con Él. Te habla y te bendice.