Un profeta es alguien que tiene una gran intimidad con el cielo y un gran interés en la tierra.
El concepto hebreo de profeta no es tanto el que dice cosas que van a ocurrir en el futuro, sino el que está en comunión con Dios y transmite su mensaje, es un mensajero.
Isaías es considerado un profeta especial por sus méritos literarios y por sus profecías mesiánicas.
Sus profecías mesiánicas han dado a Isaías el calificativo de profeta evangélico, ya que describe muchos pasajes de la vida de Jesús, en concreto en el capítulo 53 se nos describe con gran cantidad de detalles la muerte de nuestro Señor, pero también sobre su nacimiento Isaías 7:14, y otros sucesos de su vida.
Pero también es el libro del Antiguo Testamento que más habla sobre el Espíritu Santo.
Hay pasajes muy importantes que nos muestran características del Espíritu Santo, y como el Espíritu Santo puede influir en nuestras vidas.
Isaías 11:2
“Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”.
Esta profecía mesiánica, sobre Jesús, muestra cualidades y títulos del Espíritu Santo.
Espíritu de Dios, Espíritu Santo, Espíritu de Cristo, Espíritu de Jehová, etc. Al Espíritu Santo se le llama de muchas maneras en la Biblia.
Pero antes lo primero que vemos es que nos muestra su procedencia: “Espíritu de Jehová”.
Por esto podemos estar confiados cuando estamos moviéndonos en el poder del Espíritu Santo, es de Dios y no hemos de temerle, todo lo de Dios es bueno.
Lo que continúa nos muestra no solo cualidades del Espíritu Santo, sino que además los dones que el Espíritu Santo manifiesta en nuestras vidas, así que si tenemos al Espíritu Santo tendremos sabiduría, inteligencia, consejo, poder y conocimiento.
La persona llena del Espíritu de Dios se mueve en sabiduría, inteligencia, consejo y conocimiento. Sabe que hacer y lo que hace es lo correcto, ya que Dios le dirige para que no se equivoque.
Todos son sinónimos o se refieren a cosas similares y es que ser lleno del Espíritu Santo es sinónimo de andar de manera correcta, hacer las cosas bien, saber que hacer y cómo actuar y cuando estemos en el cielo oír: “Bien buen siervo y fiel”.
Podemos fallar en detalles, pero al final de nuestras vidas el resultado va a ser positivo.
No sé si Dios nos mostrará lo que hubiese sido nuestra vida si no hubiésemos sido dirigidos por el Espíritu Santo, pero si lo hace estaremos agradecidos por la eternidad a nuestro Dios por habernos dirigido.
Habla también de “poder” y esto ya lo sabemos por otros muchos textos como por ejemplo Hechos 1:8, Dios da poder al cristiano a través del Espíritu santo.
El último título es de gran importancia para nosotros: “temor de Jehová” ya que el Espíritu Santo no solo nos capacita para nuestra vida diaria, sino que además nos ayuda en nuestra relación con el Padre, de forma que podemos tener una actitud de respeto y reverencia al Señor gracias al bendito Espíritu Santo.
El temor de Jehová va acompañado de sabiduría, inteligencia, consejo y conocimiento, ya que cuando se tiene temor de Dios, entonces nos comportamos no queriendo ofenderle, y esto es garantía de buscarle y tener éxito.
Isaías 44:3
“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”.
El Espíritu Santo es la bendición que funciona en nuestras vidas al igual que el agua da vida a la tierra árida.
Sin el Espíritu Santo somos una generación que vive en un sequedal y que es un sequedal.
El Espíritu Santo es comparado en muchos lugares de la Biblia con el agua, con ríos o con bendición.
Tanto el agua, como los ríos, como la bendición son símiles del Espíritu Santo.
Cuando el Espíritu Santo llega a una vida, a una iglesia o a una nación hay una resurrección de todo lo muerto y la vida de Dios vuelve a surgir.
Dios no quiere dar un poco del Espíritu Santo, sino que quiere derramar del Espíritu Santo “De su interior correrán ríos de agua vida”.
En Ezequiel 47 el profeta tiene una visión del rio de Dios que sale del templo y este empieza pequeño, pero al final se convierte en un gran mar.
Isaías 59:19, 21
19.- “Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”.
El poder del Espíritu Santo va a proteger a sus hijos.
Hay testimonios tremendos de cristianos protegidos por el Poder de Dios.
El Espíritu Santo va a levantar bandera, estandarte, fama. Cuando los enemigos te ven lleno del Espíritu Santo, algo se revuelve dentro de ellos, y se piensan lo que van a hacer.
Dios, a través de su Espíritu, va a parar muchas cosas negativas que venía a tu vida como un rio descontrolado, pero Él lo va a desviar.
21.- “Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre”.
El pacto de Dios es que va a derramar de su Espíritu sobre nosotros, y como consecuencia vamos a hablar la palabra de Dios.
Dios va a darnos palabras correctas para hablar cuando estamos llenos de su Espíritu.
La bendición del poder de Dios en nuestras vidas no queda solo en nosotros, sino que también es una promesa para nuestros hijos.
Llénate del Espíritu Santo, habla la palabra de Dios en tu casa, y tus hijos recibirán la herencia.
Isaías 61:1-3
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.
Esta es una profecía mesiánica dada 698 años antes del nacimiento de Jesucristo que nos cuenta como descendería el Espíritu Santo sobre nuestro Señor.
El Señor no se comportó en esta tierra como Dios, sino como un ser humano lleno del Espíritu Santo.
En la sinagoga Jesús citó este texto para decir que esta profecía se había cumplido en él.
El Espíritu Santo es la unción de lo alto que capacitó a Jesús para:
– Predicar buenas nuevas a los abatidos.
– Vendar a los quebrantados de corazón.
– Publicar libertad a los cautivos.
– Publicar a los presos apertura de la cárcel.
– Proclamar el año de la buena voluntad de Jehová.
– Proclamar el día de venganza.
– Consolar a los enlutados.
– Ordenar que a los afligidos de Sion se les de gloria en lugar de ceniza, oleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado.
Resumiendo todo esto tenemos que el Espíritu Santo nos capacita también a nosotros para:
– Predicar el evangelio.
– Vendar a los heridos emocionalmente.
– Publicar liberación.
– Proclamar la justicia de Dios.
– Consolar a los tristes.
– Ordenar a las emociones bajas que se pongan a la altura de como Dios ve las cosas y no a la altura de como la vemos nosotros.
El ministerio de Salvación de la iglesia y el de sanidad del alma solo puede hacerse llenos del Espíritu Santo. Así lo hizo Jesús y así hemos de hacerlo nosotros.
Isaías 63:10-14
“Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.11 Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, 12 el que los guio por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo, 13 el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, ¿sin que tropezaran? 14 El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso”.
1.- Pasaje interesante donde se ve que podemos entristecer y enojar al Espíritu Santo.
Cuando insistimos en pecar el Espíritu que es Santo, acaba retirándose e incluso siendo enemigos nuestros, y acabar peleando contra nosotros.
La santidad del Espíritu santo le impide convivir con el pecado.
2.- El Espíritu Santo nos pastorea.- Igual que un pastor de ganado cuida y pastorea a sus bestias, Dios nos cuida a nosotros llevándonos a los mejores pastos y protegiéndonos