El poder de su resurrección

  “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles” (Lucas 24:1-9).

 

«A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte» (Filipenses 3:10).

 

Hace mucho tiempo, en Jerusalén visité “la tumba del jardín”, es una supuesta tumba (hay dos en Jerusalén), donde dicen que Jesús fue enterrado, cuando entras y ves que está vacía, solo tiene un poyete donde se colocaba el cuerpo y no ahí, no hay nadie.

En la puerta hay un cartel en ingles que dice: “Él no está aquí, ha resucitado”.

Que diferencia si vas a ver tumbas egipcias con los cadáveres momificados.

Que diferencia ir a cementerios llenos de cadáveres.

Una tumba vacía da más fe, esperanza y gozo que todo el resto de las tumbas llenas del mundo.

Es en la ausencia de Jesús en la tumba, no en su presencia, lo que nos hace estar felices, nos da esperanza y nos motiva.

 

1.- El mensaje de la resurrección.

La resurrección nos habla de cuatro cosas:

 

a.- Cristo está vivo.

b.- Nuestro pecado ha sido perdonado, somos salvos.

c.- Nosotros vamos a resucitar.

d.- Produce un poder que actúa en nosotros en esta vida.

 

2.- Situación de Jesús en la actualidad.

 

¿Dónde está? Si no está en la tumba ¿Dónde está?

 “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10:12).

Está en el cielo sentado a la diestra de Dios.

 

¿Qué hace?

“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).

Intercede por nosotros.

 

3.- El poder de la resurrección: un poder que actúa en nosotros.

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).

El poder de la resurrección está en nosotros.

El mismo poder que levantó a Cristo de los muertos actúa en nosotros.

Usted tiene dentro la fuerza de la resurrección.

El poder de la resurrección levantó a Jesús de los muertos, y ahora le levanta a usted en los momentos difíciles, ahora está haciendo dentro de usted maravillas.

 

 

4.- ¿Qué hace el “poder de la resurrección”?

 a.-Poder para vencer el pecado.

La resurrección de Jesús marca la victoria sobre el pecado y la muerte. Ese mismo poder que lo levantó de la tumba es el que actúa en nosotros para vivir una nueva vida.

“…así también andemos en vida nueva” (Romanos 6:4)

El poder de la resurrección nos hace vencer cosas que antes no podíamos.

 

b.- Poder para soportar las pruebas.

El poder de la resurrección nos da fuerza para seguir cuando parece que todo está perdido.

Cuando la gente se rinde, se desanima, desiste de todo, incluso de seguir viviendo, en el cristiano el poder de la resurrección nos activa para continuar para adelante.

 

c.- Poder para ser transformados.

Renueva el corazón. Pablo habla de ser una “nueva criatura” (2 Corintios 5:17).

No es simplemente mejorar o ser más “bueno”, sino una transformación real, espiritual, profunda.

El poder de la resurrección actúa en nosotros y nos hace cada vez “más semejantes a Cristo”.

 

5.- Ese poder está obrando en nosotros.

 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Hay un poder obrando en nosotros, a veces de forma visible, a veces invisible, pero el poder de la resurrección está actuando en nuestras vidas.

El Espíritu Santo hace realidad en nuestras vidas el poder de la resurrección.

 

6.- Todos pasamos por momentos difíciles.

Tener a Jesús no nos libra de dificultades.

La Biblia dice que: “Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45).

A todos los seres humanos nos sale el sol y a todos nos llueve.

Todos pasamos por dificultades.

Pasamos por enfermedades, problemas económicos, y dificultades generales, pero no estamos solos, el poder de Dios está con nosotros.

El poder de la resurrección que actúa en nosotros nos da fe para pelear contra las dificultades.

 

  7.- La casa en la roca.

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24-27).

La tormenta golpea a las dos casas, la que está bien edificada y la que no.

Cuando toda acaba, la que está sobre la roca permanece de pie.

El poder de la resurrección hace que cuando todo acabe seamos vencedores.

Usted puede dominar su ira, vivir dentro de problemas económicos, puede orar con fe cuando vienen problemas, cada cosa que le venga usted tiene un poder especial, actúa en usted el poder de la resurrección.

 

8.- El mismo poder.

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).

El mismo poder que levantó a Cristo de los muertos está en usted ¡Levántese!

El poder viene de estar edificado sobre la roca, de estar fundado en el lugar correcto.

Obedezca a Dios igual que Jesús obedeció y el poder de la resurrección vendrá sobre usted.

Cuando el Espíritu Santo viene a nosotros tiene como tarea hacer real en nosotros el poder de la resurrección de Jesús.

La resurrección de Jesús fue el detonante para que el Espíritu Santo pudiera vivir en nuestras vidas.

 

9.- Todo pasa.

Quizás ahora está golpeado, pero esto es temporal, la tormenta va a pasar y el poder de la resurrección va a hacer efecto en usted.

Cuando pase la tempestad, usted va a prevalecer.

“El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano” (Salmo 92:12).

Usted va a crecer y va a florecer

Crecer. – Madurar espiritualmente.

Florecer. – Multiplicación en otros.

El poder de la resurrección viene de la obediencia a Dios y su palabra.

Cuando obedecemos, somos justos y el poder de la resurrección va a hacer que usted florezca y que crezca.

 

10.- Dios levantará bandera.

“Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59:19).

El Espíritu Santo está en usted, y levantará bandera cuando venga la inundación.

Cuando vengan los golpes, los momentos difíciles, entonces el poder de la resurrección se hará real en usted.

Es en los momentos difíciles cuando se ve la gloria de Dios.

Se necesitan situaciones imposibles para que Dios haga milagros.

Mientras más difícil es la batalla, más fuerza recibirá.

Si hace lo que puede, el poder de la resurrección le ayudará a hacer lo que no puede.

 

 

 

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