Fe protectora

“Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. 19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. 28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. 29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste” (Daniel 3: 16-29).

 

1.- Todos pasamos por momentos difíciles.

Todos en la vida pasamos por momentos donde es fácil preocuparse.

Dictamen médico, problemas laborales, tensiones familiares, etc.

Dios no prometió que no nos iba a pasar nada, sino que en medio de la situación difícil íbamos a tener paz.

El milagro del cristiano no es que sea inmune a los problemas, sino que Dios está en medio nuestro ayudándonos cuando vienen los problemas.

 

2.- Lo exterior y lo interior.

El problema no es que el barco esté en el agua, esto es lo normal, el agua es el lugar natural para que se mueva el barco, el problema es que el agua esté en el barco.

No permita que lo exterior afecte a lo interior.

 

3.- A los que aman a Dios.

Si algo que queríamos no nos viene, es porque nos viene algo mejor.

No se preocupe, confíe, todo está en manos de nuestro Dios.

 “Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?” (Lucas 12:22-25).

 

4.- Dios guarda nuestra mente.

La mente reposa cuando la paz de Dios viene a nosotros.

 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

Hemos de avanzar con la paz de Dios, ande por la vida con la paz.

“y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz” (Efesios 6:15).

La paz es el calzado con el que debemos andar.

 

5.- Sadrac, Mesac y Abed Nego.

No se desanimaron cuando el rey los mandó al fuego.

Ellos sabían que Dios tiene el control.

Nada sucede sin el propósito de Dios.

 

6.- Posición de poder.

Cuando nos llega el problema mantengamos la calma, esto es una posición de poder, porque confiamos en Dios.

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra” (Salmo 46:10).

Dios está buscando un pueblo que confíe en Él, aún en las situaciones complicada, porque esto hace que Él actúe con poder.

Dios va a pelear nuestras batallas si confiamos en Él.

Cuando usted confía en el Señor, Él sale a trabajar.

 

7.- Compromiso total.

Los muchachos recibieron el poder de Dios porque tenían un compromiso total.

He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”.

La consagración desata la bendición.

La gente que sirve a Dios a medias no reciben el poder de Dios.

 

 8.- La fe puede irritar a los impíos.

“Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado” (V.19).

La gente no entiende tu determinación y se enfada.

Usted tiene algo que la gente no tiene y eso les hace enfadar.

El rey tenía de todo: poder, riqueza, la vida de sus súbditos, etc, pero no tenía fe.

Tu fe muestra la fragilidad de las cosas de este mundo.

Todo en esta vida se acaba deshaciendo, pero la fe nos apunta a verdades y realidades eternas.

 

9.- Dios mismo viene.

Dios mismo viene y les hace compañía a la vez que los protege.

“Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (V.25).

Vas a estar en la hoguera, pero no vas a estar solo, Dios estará contigo.

 

10.- Tu fe y compromiso evangeliza.

La fe del cristiano en momentos difíciles hace que la mano de Dios se mueva y a consecuencia de esto se convierten los impíos.

Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios” (V.28).

Si nos dejamos llevar por la presión del mundo estamos robando al mundo la bendición de conocer a Dios.

Cuantos cristianos por miedo han hecho que muchos se pierdan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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