La parábola del sembrador

“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. 3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 9 El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:1-9).

 

-“Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (Mateo 13:18-23).

 

La parábola del sembrador explica de forma magistral el comportamiento de las personas después de recibir la palabra de Dios.

 

1.- Una parábola.

Es un ejemplo de cosas naturales que se utiliza para explicar cosas espirituales.

Es partir de lo que la gente conoce para explicar lo que desconoce.

El Señor es un gran maestro, aún hoy en día nos enseña cosas increíbles con situaciones cotidianas.

Aprendemos del trabajo, de los niños, de la naturaleza. Dios habla continuamente a su pueblo aprendamos a oírle. “Los cielos cuentan la gloria de Dios” (Salmo 19:1).

 

2.- Enseñó sentado en la barca.

 “Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa” (V.2).

Había tanta gente que se sentó en la barca, la gente se quedó en la orilla.

La barca era el lugar de trabajo de los apóstoles, convirtió el lugar de trabajo en un lugar de enseñanza.

Utilizó lo que producía el sustento como el trampolín de enseñar verdades profundas.

Enseñó sentado: En la Biblia vemos que se habla desde los púlpitos “Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que habían hecho para ello” (Nehemías 8:3).

Jesús en este caso enseña sentado.

Los maestros de gran reputación en Israel enseñaban sentados.

Enseñar sentado es símbolo de autoridad y de madurez, los grandes maestros de Israel se sentaban para enseñar.

Enseñar sentado indica concentración para la enseñanza.

Esto no solo es típico de Israel, es frecuente en la cultura oriental.

Jesús era un gran maestro y tomó la manera de enseñar de los grandes maestros.

 

3.- El sembrador salió a sembrar.

Parece una frase absurda, “el sembrador salió a sembrar”, pero nos muestra la importancia de “salir”.

Una persona puede ser sembrador y no salir.

Un cristiano puede ser salvo y no salir.

Un convertido puede tener vida eterna y no salir.

Salir a sembrar forma parte de la vida del sembrador.

Dios quiere que salgamos a sembrar.

Un cristiano que no siembra está al margen del diseño que Dios tiene para los sembradores.

 

4.- Cuatro terrenos.

Junto al camino, en pedregales, espinos y buena tierra.

Tienes que sembrar sabiendo que algunos recibirán la palabra y darán fruto “buena tierra” y otros nunca “junto al camino” y otros solo durante un tiempo “pedregales y espinos”.

No te desanimes si la gente no te oye.

No te desanimes si la gente acepta la palabra y luego la rechaza.

Eso forma parte del acto de sembrar.

 

5.- Porcentajes.

He oído que algunos dicen en base a esta parábola uno de cada cuatro personas predicadas va a persistir, (25%) y un (75 %) se van a perder.

Esto es un error, aquí habla de cuatro tipos de tierras, pero no dice que espacio de terreno ocupa cada tierra.

No hemos de preocuparnos por eso, hemos de sembrar, pero también hemos de intentar hacerlo en la tierra correcta.

  • Feria de Abril de Sevilla.

A veces el tipo de terreno viene dado por el momento y la cultura.

Tras una situación difícil hay gente que se abre más a lo de Dios, una tierra junto al camino puede ser arada y acaba convirtiéndose en tierra buena (tragedias).

 

6.- Dos enemigos de la palabra: Los espinos y los pedregales.

Los pedregales son la aflicción y la persecución. (Momentos malos)

Los espinos son el afán de este siglo y el engaño de las riquezas. (Momentos “buenos”).

Si recibe la palabra ha de pelear contra los espinos y los pedregales.

Arranca las piedras de tu vida y quita los espinos.

En los momentos difíciles acércate a Dios, confía en Él y las piedras desaparecerán.

Cuando viene la dificultad tú decides si ser buena tierra o mala tierra.

A veces recibimos la palabra, todo va bien, pero llegan los espinos.

Nos ofrecen dinero, fama o cualquier cosa con la que dejamos de servir a Dios y permitimos que los espinos nos roben la vida de Dios.

Cuando llegan los afanes de la vida, no deje que estos te roben tu intimidad y comunión con Dios.

Tú decides ser buena tierra o estar entre espinos.

 

7.- A ciento, a sesenta y a treinta por uno.

El trigo es una gramínea, las gramíneas crecen bajo tierra y las espigas salen fuera, pero la vida de la gramínea se encuentra bajo tierra.

El resultado exterior depende de las lluvias, si llueve mucho salen muchas espigas, pero si llueve poco pocas espigas.

La cantidad de fruto no depende de la tierra, sino de factores externos.

Por eso en los países donde se persigue a la iglesia hay tan poco fruto y en aquellos donde la gente es receptiva hay mucho fruto.

No depende ni de la tierra ni de la semilla depende de circunstancias exteriores, por eso no podemos juzgar a la gente por la cantidad de fruto.

 

 

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