Rahab

Josué 2 (completo)

 

“Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí” (Mateo 1:5).

 

 “Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz” (Hebreos 11:31).

 

Nos encontramos con un pasaje espectacular, ya que revela muchos matices y características del amor de Dios, a la par que revela el mensaje de salvación.

Moisés ha muerto y ahora Josué inicia la entrada a la tierra prometida.

La primera ciudad que se encuentran es Jericó, y antes de atacar, Josué decide mandar dos espías.

 

1.- Las enseñanzas del pasado.

Josué fue uno de los 12 espías que mandó Moisés, y ahora él manda dos espías.

Josué aprendió la importancia de visitar el terreno y desde allí ver la situación como está.

Las experiencias del pasado han de ser lecciones útiles en el futuro.

No desaproveche su pasado, es el libro que Dios permite que usted tenga para saber que hacer en el futuro.

 

2.- Entraron en casa de Rahab.

Los espías entran en esta casa y allí se esconden.

Algunos estudiosos dicen que la palabra que se traduce como ramera también puede traducirse como tabernera.

Sea como fuese, era una mujer de la clase baja de Jericó, no pertenecía a las élites, y era mal vista por la gente “respetable” de la época.

Dios no mira lo que los hombres miran.

Los hombres miran las apariencias, Dios mira el corazón.

No entraron en la primera casa que vieron, los espías no lo sabían, pero habían sido dirigidos por Dios a esa casa.

La fe de Rahab, dirigió a los espías.

 

3.- Mujer de fe.

 “Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz” (Hebreos 11:31).

Rahab está en la lista de héroes de fe de Hebreos 11 ¿Por qué?

Porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (V.11).

Esta es una declaración contundente de alguien de fe.

Reconoce a Dios como Dios.

En Jericó se adoraban a muchos dioses: Baal, Asera, etc. Y Rahab quita a todos los dioses cananeos para poner en preeminencia al Dios de Israel.

La fe que salva pone a Dios como único Dios y lo pone sobre todos los demás dioses.

“En los cielos y en la tierra” No solo es un Dios espiritual al que se le rinde culto, sino que es un Dios que se mueve por su pueblo, que apoya y ayuda a los suyos acá abajo en la tierra.

Creer en Dios abrió las puertas de la salvación de Rahab, creer en Dios abre las puertas a nuestra salvación.

 

4.- Todos bajo la tela roja.

“He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare” (V.18-19).

La tela roja servía de aviso para que nadie atacara esa casa.

Que parecido a la décima plaga, la sangre roja en el dintel de la puerta protegía a los que estaban dentro.

Ambos son símbolos del poder protector de la sangre de Jesús.

Nada tocará nuestra alma si estamos bajo el manto rojo de la salvación de Jesús.

Somos salvos no en base a nuestras obras, sino gracias a la promesa de protección dada por Dios.

Crea que si cree en Jesús usted será salvo, esta fe va a salvarle.

 

 

5.- Rahab restauró su vida.

“Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí” (Mateo 1:5).

Cuando cayó Jericó Rahab se salvó y se casó con un judío del que tuvo descendencia.

Lo “último” de Jericó fue restaurado en Dios; lo eminente de Jericó fue destruido.

Cuando venimos a Dios nuestras vidas son restauradas.

Dios perdona tus pecados, eres libre por la misericordia de Dios.

Dios no solo salva, también restaura las vidas.

 

6.- Fue tatarabuela de David.

Rahab fue la madre de Booz que se casó con Rut y llegó a ser la tatarabuela de David.

Gracias a la genética de Rahab nació el rey David.

Jesús fue descendiente de David.

No importa tu origen, no importa tu pasado, no importa tu raza, Dios está contigo y va a hacer que tu descendencia sea de bendición.

Ore por sus hijos y por sus nietos.

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