“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (II Corintios 5:17).
El ser humano estaba perdido, no tenía futuro, sin embargo, Jesús viene para darnos una nueva oportunidad, para hacer cosas nuevas en nosotros.
Dios es un Dios de segundas oportunidades, cada persona que acepta a Jesús recibe una nueva oportunidad, una nueva vida.
No importa lo que hiciste antes, no importa quien fueras, Dios viene a darle una segunda oportunidad.
Hay una segunda oportunidad en Dios, una segunda oportunidad de tener una nueva vida.
1.- Sentido de culpa.
Después de convertirnos, Dios también quiere darnos nuevas oportunidades.
En la vida todos pasamos por momentos de pérdidas: seres queridos, amigos, económicas, perdidas diversas.
A veces las pérdidas vienen por decisiones de otros, otras veces por nuestras culpas.
Muchos viven con un sentido de culpa pensando en lo que debieron hacer y en lo que no debieron hacer: “Si hubiese atendido a mis hijos, si no me hubiese juntado con esa persona, si no le hubiese hecho caso al consejo de ese hermanito, etc.”.
El sentido de culpa, la culpabilidad, nos aparta de la presencia de Dios.
Dios no apoya la auto conmiseración, Él quiere restaurarnos y hemos de tener la actitud correcta.
Deje de culparse a sí mismo y de culpar a otros, Dios quiere darle una segunda oportunidad.
2.- El desánimo.
Al tener una pérdida es fácil desanimarse.
Es fácil quedar anclado en un estado emocional bajo, y no avanzar.
El desánimo nos invade y quedamos estancados en una situación emocional de tristeza.
Tal vez cometamos errores, pero la misericordia de Dios es mayor que nuestros errores.
Si tuvo pérdidas por culpa suya, es fácil caer en la autocompasión “lo merecía, recibo lo que es justo”, quítense esa lástima, la actitud ha de ser: “yo sé que mi Dios es un Dios de segundas oportunidades, saldré de esta situación”.
No se pase todo el tiempo pensando en lo que perdió, ni en las relaciones fallidas, tenga una sonrisa en su rostro y espere que las cosas van a cambiar a su favor.
Dios usará sus errores para levantarle más alto de lo que habría llegado si no se hubiese equivocado.
3.- Dios no prometió que todo iría bien.
Dios no nos prometió que tendríamos una vida sin pérdidas, que no tendríamos situaciones difíciles e injustas, pero Dios si prometió que, si nos mantenemos en fe, nos restauraría de lo que el diablo nos robó.
Nuestros Dios es un Dios de segundas oportunidades, de restauración de vidas rotas.
4.- Job.
“Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. 11 Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro. 12 Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, 13 y tuvo siete hijos y tres hijas” (Job 42:10-13).
Job lo perdió todo, pero Dios le dio una segunda oportunidad restaurando el doble de lo que antes tenía.
Cuando Dios restaura no nos da lo mismo que teníamos antes, nos lo devuelve doblado, multiplicado por dos.
Cuando esté en la desgracia confíe en que Dios no solo le sacará de la situación, sino que saldrá mejor que entró.
Por todo lo que perdió, por cada persona que le hizo daño, Dios tiene algo mejor para su futuro.
5.- Joel.
“Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado” (Joel 1:4-5).
Judá había sido invadida por pueblos vecinos, además había habido una sequía y una plaga de langosta había comido el fruto del campo.
Joel llama al arrepentimiento, el pueblo lo hace y como consecuencia viene la bendición de Dios.
“Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. 26 Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. 27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. 28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Joel 2: 25-29).
Llegó bendición física y espiritual.
6.- La mujer con el hijo resucitado.
“Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre la tierra por siete años. 2 Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. 3 Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y por sus tierras. 4 Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. 5 Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6 Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora” (II Reyes 8:1-6).
(Contar la historia).
7.- El pueblo de Israel.
Dios hizo que pasaran por el desierto, para llevarlos a la tierra que mana leche y miel.
Un pueblo esclavo en Egipto acabó siendo el habitante del territorio de Israel.
Dios dio una segunda oportunidad a su pueblo.
8.- Dios sabe cómo dar una segunda oportunidad.
Cuando las cosas vayan mal no se aleje de Dios, Él sabe cómo restaurar, como dar la segunda oportunidad, acérquese a Dios a pesar de las emociones y déjese llevar por Él.
La fe es creer cuando no se ve.
Dé gracias cuando tenga deseos de quejarse.
Quizás la segunda oportunidad no vendrá en 24 horas, pero Dios lo hará a su debido tiempo si no se rinde ni se suelta de su mano.
Dios tiene una segunda oportunidad para usted.
9.- Juan 3:16.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Llamamiento a una segunda oportunidad en la vida.