La obediencia

“Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. 11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 13 Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: lávate, y serás limpio? 14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio” (II Reyes 5:9-14).

 

La Biblia está llena de gente que obedece y es bendecida y de gente que desobedece y acaba en problemas.

La obediencia es el pulsador que derrama la bendición de Dios.

La obediencia es la puerta por donde entran los milagros de Dios a tu vida.

 

1.- No discuta con Dios.

“Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás” (Deuteronomio 12:32).

Dios le da a Moisés todos los mandamientos, y luego le dice que no añada ni quite nada.

“¿Señor, y si dejamos de hacer esto?”, “Señor, ¿y si además hacemos esto?”, “A mí esto no me gusta, vamos a cambiarlo”.

No ande discutiendo con Dios sobre lo que Él le manda, simplemente obedezca.

En otras palabras, no razone, solo obedece lo que le dice.

Si Dios tiene que discutir con usted por todo, nunca prosperará.

 

2.- La obediencia es la puerta de la bendición.

“Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra” (Isaías 1:19).

Cuando usted obedece Dios le usa.

Si obedece verá el favor de Dios sobre su vida.

Dios le pide que obedezca porque Él quiere lo mejor para su vida.

Si obedece no hay límite a donde Dios le puede llevar, Dios está buscando a personas obedientes para hacer cosas gloriosas.

Todo el bien de la tierra está a su disposición si oye a Dios y obedece.

 

Naamán.

 

3.- Problema en la prosperidad.

Naamán era un general de Siria, un hombre rico e influyente, pero de pronto le viene la lepra.

A veces vienen problemas cuando todo va bien, a veces somos sorprendidos por cosas que no esperamos.

Esto nos ocurre a todos, a impíos y a cristianos.

A Naamán, le vino el problema sin esperarlo, todo se torció.

 

4.- Sin salud todo lo demás se degrada.

Tenía dinero, fama y poder, pero estaba mal, tenía lepra, y la salud se convirtió en algo prioritario.

5.- Esperanza.

“Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. 3 Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. 4 Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel” (II Reyes 5:2-4).

Naamán tenía una esclava judía que le dice que en Israel hay un siervo de Dios, Eliseo, que si va a él, y le obedece, será sano.

Una esperanza surge en el corazón de Naamán, hay algo que puede sanarle, por eso se prepara y emprende el camino hacia Israel (alrededor de 500 Km., a caballo por caminos de aquel entonces).

 

6.- Eliseo no le recibe.

Eliseo no se impresiona ni por el poder, ni por la fama ni por el dinero de Naamán.

Los pastores hemos de atender a todos igual, sin importar la economía de la gente que viene a nosotros.

Cualquier persona que viene a la iglesia, antes tiene que ser tratado por Dios.

Este hombre pensaba que iban a ponerle una alfombra roja y que Eliseo lo iba a tratar igual que lo trataba todo el mundo, pero Eliseo no le recibe, le manda un mensajero.

Dios está interesado en tratar con el orgullo de las personas.

Dios va a tratar su orgullo, porque desde la posición del orgullo es muy difícil obedecer.

El orgullo quiere que otros nos obedezcan, pero no está dispuesto a obedecer.

 

7.- Naamán no lo entiende.

Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra, Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado” (V.11-12).

No vamos a entender a Dios.

A Dios no se le entiende, a Dios se le obedece.

Dios no nos va a explicar todo lo que quiere que hagamos, solo quiere que confiemos, eso es fe.

Va a haber mucho que no vas a entender cuando Dios te manda algo, pero la obediencia es la puerta de la bendición.

El orgullo, lleva al enojo: “¿Por qué no se hace lo que yo quiero? Esto no me gusta y me enfado”.

Cuando tenga que obedecer cosas que no le gustan solo obedezca y la bendición de Dios le llegará.

 

8.- Obedecer lo pequeño.

“Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: lávate, y serás limpio?” (V.13).

Naamán no quería hacer algo pequeño, tan pequeño como zambullirse en un río, quería algo grande, un culto especial para él, un profeta haciendo cosas extraordinarias, el profeta y otros orando por él, mientras lo ungen con aceite y le profetizan, una bendición grande de lo alto.

Ahora está de moda levantar el orgullo de la gente con sesiones de profecías (lo normal es que falsas), pero que te dicen lo maravilloso y estupendo que eres.

“Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32 He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová” (Jeremías 23:31-32).

Pero Dios se especializa en bendecir a gente que obedece en las cosas pequeñas.

Cuando obedece en lo pequeño, eso le lleva a las grandes bendiciones de Dios.

 

9.- No es lo que se hace es la obediencia.

No es lo que se haga, es la obediencia lo que activa el poder de Dios.

Da igual si es bañarse en un río o cualquier otra cosa mayor, si obedece Dios va a bendecirle.

Obedezca a Dios cuando le pida que haga algo, cuanto más obedece es más fácil obedecer después.

 

10.- La sanidad se tardó.

Se zambulló una vez y nada, dos veces y nada, tres veces y nada.

Podía decir: “Aquí no pasa nada, ya estoy en el agua y sigo igual”.

Hasta seis veces se metió y nada, pero con la séptima vino el milagro.

Obedezca, aunque no vea el resultado, vuelva a obedecer cada vez que tenga que hacerlo y al final verá la bendición de Dios.

 

11.- La obediencia hace el milagro.

La sanidad no estaba en el agua, si fuese así en la primera vez hubiese sido sanado, la sanidad estaba en la obediencia.

Obedezca, haga lo correcto, Dios tiene el control y la bendición.

 

12.- Obediencia más poderosa que la fe.

La obediencia fue más poderosa que la fe que no tenía.

Se metió resignado, no con fe, pero la obediencia obró el milagro.

Haga que su fe crezca, solo tiene que continuar obedeciendo y con el tiempo su fe crecerá.

Algunos presumen de fe, pero no obedecen al pastor.

 

13.- Perdonar.

Usted tiene derecho a guardar rencor, a tener resentimiento, a estar enojado, pero esto va a destruir su vida.

Si Dios le lleva a perdonar hágalo, el resentimiento va a enfermarle.

Tiene que perdonar para ser libre y entonces Dios le llevará a una situación mejor.

 

14.- Siga la voz de Dios en su interior.

A veces Dios nos lleva a ayudar a alguien, o a hacer algo correcto, obedezca la voz de Dios a su corazón, es la dirección de Dios para su vida.

Tira un papel, y siente que debe de recogerlo y tirarlo en una papelera, de la vuelta recójalo y tírelo donde corresponde.

 

15.- Información privilegiada.

Es cuando alguien en una empresa sabe algo que otros no saben, compra más acciones y se hace millonario.

Si sabe que una zona de la población va a ser catalogada como más valiosa, el alcalde y los concejales lo saben y compran terrenos baratos para luego cuando le cambien la catalogación ganar mucho dinero.

Mi casa.

Mi mujer oraba por una casa, pero yo no lo veía.

En un viaje a Honduras entiendo que debo comprarme una casa.

Buscamos y encontramos una casa por debajo del precio de mercado.

Pero lo más tremendo es que pocos meses después las casas subieran desmesuradamente en España y en poco tiempo se triplicó el precio.

Obedezca a Dios, Él le va a dar información privilegiada, va a ir donde otros no saben que deben ir, y la bendición de Dios caerá sobre su vida.

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