A nadie sano le gustan los problemas, nos gusta vivir una vida pacífica sin confrontaciones.
Sin embargo desde que nacemos nos encontramos con dos problemas con los que tenemos que luchar aunque no queramos:
Primer problema.- Vivimos en un mundo corrupto.
Pedro lo llama “perversa generación”.
“Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación” (Hechos 2:40).
Perverso es maligno, malo, malvado, cruel, todo lo contrario a bueno y bondadoso.
El apóstol Pablo nos da más detalles en Efesios 2:1-2:
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.
“Corriente de este mundo” el mundo se mueve y en este mover arrastra a todo lo que hay en él.
La corriente lleva a la gente de un lado a otro, es una corriente poderosa que no solo te mueve, sino que además tiene un origen terrible.
“Príncipe de la potestad del aire”.- El gobernador de este mundo no es Dios, es un espíritu que opera en el mundo desde la dimensión espiritual.
Hay un gobierno maligno y que actúa sobre aquellos que no son hijos de Dios y les hace moverse de un lado a otro.
Ellos piensan que son libres, pero son marionetas de las fuerzas de las tinieblas.
Juan nos habla más sobre esto (I Juan 5:19).
“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”.
Segundo problema.- El mundo también está dentro nuestro.
El mundo no solo está alrededor nuestro, también está dentro de nosotros.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos” (Efesios 4:22).
Hay un viejo hombre que está viciado.
De tanto ser arrastrado por la corriente de este mundo hemos creado una identidad viciada y corrompida.
“El pecado que mora en mí” (Romanos 7:20).
Así que el mal se encuentra alrededor de nosotros, pero también está dentro de nosotros.
Como un barco hundido, está en el agua y el agua está en el barco.
Dos soluciones
Hay dos problemas y hay dos soluciones:
Primera solución.- Lo que hizo Dios.
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30).
“Consumado” “Tetelestai” en griego que significa: Terminado, completado, ejecutado, concluido, finalizada la deuda.
Todo está pagado, todo está concluido.
Aquello a lo que vino a hacer Jesús se concluyó y se realizó. La tarea que tenía que hacer se hizo al completo.
Romanos 6:6,11.
“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
Con la obra de Jesús se abría la puerta a la salida del mundo de pecado en el cual hemos nacido y hemos estado inmersos.
“Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios”.- Dios nos coloca en una nueva situación legal.
Testigo, investigado, condenado son las condiciones ante un juicio.
Dios nos pone en la posición de libres, de absueltos.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (II Corintios 5:17).
Lo viejo pasó, entramos en una nueva vida en Cristo Jesús.
Segunda solución.- Lo que hago yo.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos” (Efesios 4:22).
Tengo que despojarme. Dios me dio una nueva vida, pero aún llevo la mochila del pasado.
He de quitarme la mochila, he de despojarme del peso que me estorba.
He de dejar lo viejo y abrazar lo nuevo.
Mi voluntad no me salva, la salvación es por gracia, pero si me hace vivir una vida de victoria en la tierra.
Gracias a mi obediencia puedo ver lo de Dios, y recibir el poder de Dios acá en la tierra.
Cuando nos despojamos Dios nos llena de cosas mejores.
La naturaleza aborrece le vacío, espiritualmente pasa igual, cuando nos despojamos de lo malo Dios nos llena de lo nuevo que es de bendición.
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4).
“Andemos en vida nueva”.- No nos quedemos quietos, sino que avancemos en la nueva vida que Dios nos da.
Avanzar es aprender más, es vivir más lo de Dios, es recibir las bendiciones que Él derrama sobre nosotros.
No abrace el pecado, es atractivo pero produce daño.
Despójate de el y deja que Dios te llene de bendiciones.
“Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:19).