Señor, sálvanos que perecemos
“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26. El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, […]
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