El consejo de Dios

 “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2 Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto” (Isaías 30:1-2).

 

El ser humano necesita dirección para saber qué hacer.

Durante toda la vida recibimos instrucciones a través de la educación para poder comportarnos de manera eficaz.

A pesar de esto el ser humano es frágil y puede tomar decisiones erróneas, y lo que a veces parece lo mejor, al final es lo peor.

Por eso necesitamos la dirección, el consejo del Espíritu Santo.

 

1.- El Espíritu Santo es Espíritu de consejo.

“Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (Isaías 11:2).

Una de las funciones del Espíritu Santo es aconsejar, dirigir.

Llenos del Espíritu Santo tendremos sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor de Dios.

El Espíritu Santo, desde dentro nuestro, nos guía y enseña a hacer las cosas bien, a actuar con inteligencia y no equivocarnos.

Tenemos una sola vida, si no queremos equivocarnos hemos de seguir el consejo del Espíritu Santo.

 

2.- El consejo del Espíritu Santo da protección.

“Para cobijarse con cubierta” la cubierta que da el Espíritu Santo es protección, “estar a cubierto”.

Si obedecemos la dirección de Dios estaremos protegidos de situaciones incómodas o destructivas.

“El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmo 91:1).

Siga el consejo de Dios, y su sombra le cubrirá.

 

3.- Tomar consejo de los mundanos es excusa para pecar.

“Añadiendo pecado a pecado”

Hay quienes para pecar antes piden consejo a aquellos que los animan a hacerlo.

Pareciera que buscan la aprobación, el “like” para sentirse cómodos y tranquilos al pecar.

“Coma basura, 200.000 trillones de moscas no pueden equivocarse”.

Muchos al pedir consejo no buscan dirección, buscan cómplices.

 

4.- “Que se apartan para descender a Egipto”.

Esta profecía va dirigida a judíos que querían pactar con Egipto cosas que pensaban que iban a beneficiarles, pero que eran distantes de la voluntad de Dios, por eso el profeta les advierte del error.

Estos judíos rebeldes, iban sin pedir consejo a Dios, poniendo su confianza en ellos mismos, en su inteligencia y buscando el apoyo de “la fuerza del Faraón”.

El miedo a los pueblos vecinos hizo que pidieran protección a Egipto, pero esto es “caer de la sartén en el fuego”, “salir del trueno y meterse en el rayo”.

Normalmente el que viene a protegerte va a cobrarte el servicio.

 

5.- “No han preguntado a mi boca”.

El orgullo y la altivez hacen que cuando tenemos miedo o urgencia, en vez de parar y oír la dirección de Dios, comencemos a tomar decisiones por nuestra cuenta.

Cuando tiene miedo es el mejor momento para no confiar en hombres, ni siquiera en usted, es importante confiar en Dios.

“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).

Dios va a sorprenderle si antes de actuar toma tiempo para oír la voz de Dios.

 

6.- Dios usaba la voz del profeta.

En aquel tiempo obedecer al profeta era obedecer a Dios, y desobedecer al profeta era desobedecer a Dios.

Dios derrama de su Espíritu sobre alguien fiel y lo usaba para dar dirección al pueblo y a los reyes.

Hay varias maneras de conocer la dirección de Dios:

 

a.- La palabra de Dios.

Nada que venga del Espíritu Santo va a contradecir lo que Dios ya dijo en su palabra.

 

b.- El Espíritu Santo revelándonos cosas en la oración.

Cuando buscamos a Dios el Espíritu Santo nos va a decir que hacer.

Con todo a veces nos confunden los miedos, los sentimientos, y los deseos personales de oír la voz del Espíritu Santo, por esto es importante tener en cuenta las otras vías de dirección.

 

c.- Pastores y siervos de Dios llenos del Espíritu Santo y de experiencia en los caminos de Dios.

Consulte, pregunte y antes de tomar decisiones importantes oiga lo que Dios le dice a través de personas que tienen cercanía con Dios y madurez.

 

7.- Busque siempre la dirección de Dios y no la de Egipto.

La dirección de Dios va a acabar con que usted haga la voluntad de Dios, sin embargo, la dirección de Egipto va a desviarle y al final acabará “añadiendo pecado a pecado”.

El pueblo que ama a Dios es el que se deja dirigir por Dios.

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