“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:1-5).
Jesús nos habla de la vid como fuente y de los pámpanos como dependientes de la vid.
El fruto, la vida, la fuerza de los pámpanos dependen de la vid, no proviene de él mismo.
Nadie puede generar por sí mismo lo que se necesita para vivir una vida de éxito en Dios.
1.- No somos autosuficientes.
En la vida podemos pensar que somos autosuficientes, pero esto no es correcto, todos dependemos de otros para avanzar.
Dios nos rodea de personas para ayudarnos a hacer la voluntad de Dios, son gentes que Dios pone para hacernos la vida más fácil, para ayudarnos a crecer, pero el discípulo valora a la gente que Dios le manda, pero en lo profundo de su corazón depende de Dios.
Dios nos pone en comunidad, funda su iglesia, porque sabe que no podemos ser autosuficientes.
2.- Todo es regalo de Dios.
Las personas que Dios pone a tu lado son enviados de Dios para ayudarte, Dios los utiliza en tu crecimiento, pero son enviados de Dios, no son el origen de tu bendición.
El origen de todo es Dios, Él es el que provee para su vida.
Por eso los discípulos necesitan la iglesia, porque sabe la importancia de ser edificado y de edificar a otros.
Con todo no podemos confundir a Dios con sus dones.
Ejemplo del niño con el juguete (se olvidó del padre que se lo regaló).
3.- No depender emocionalmente de la gente.
Dios le manda gente para ayudarle, pero no dependa emocionalmente de la gente para sentirse bien.
Hay quienes se llevan su vida mendigando palabras bonitas, cumplidos, frases motivadoras de otros.
El discípulo valora la gente que Dios envía, pero es consciente de que depende de Dios y no de otros.
Los otros pueden fallarle, pueden no darle lo que usted piensa que necesita, pero si es discípulo va a saber que su vida, su fuerza, depende de su comunión con Dios.
Si depende de lo que otros le digan o hagan estará emocionalmente limitado y no podrá realizar el plan de Dios para su vida.
Usted no necesita los elogios de otros, usted necesita la aprobación de Dios.
Si alguien no quiere ser su amigo, no se preocupe, él se lo pierde.
Si Dios está haciendo algo grande con alguien en algún lugar, y la gente se va, ellos se lo pierden.
4.- Hay cosas que solo Dios puede darle.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (V.5).
No intente conseguir de la gente lo que solo Dios puede darle.
La gente que Dios le manda va a ayudarle, la gente son compañeros de viaje, pero tiene sus limitaciones.
La gente puede animarle, pero solo en Dios hay vida.
El discípulo sabe y es consciente de su dependencia de Dios para ser efectivos en la vida, sabe que separado de Dios nada puede hacer.
5.- La gente falla.
Pedro era amigo de Jesús, estaba todo el tiempo con él, le apoyaba, no entendía la vida fuera de Él.
“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).
Sin embargo, cuando más lo necesito lo negó tres veces.
La gente va a fallarnos, pero el discípulo entiende que depende de la vid y va a continuar para adelante sin importar el daño que otros puedan producirnos.
Si miramos los fallos que otros tienen con nosotros, nunca realizaremos aquello para lo que Dios nos salvó.
La gente que deja de servir a Dios porque otros le fallaron no han entendido lo que es ser discípulo.
6.- La gente tiene sus propias vidas.
La gente tiene sus ocupaciones, tiene sus problemas, tiene su pasado, y a veces o bien no tiene tiempo para darle, o entiende que es más importante hacer otras cosas.
Puede ser que usted busque el apoyo de alguien que necesita ser apoyado y no tiene fuerzas para ayudarle.
A veces la gente no nos da lo que necesitamos porque no lo tienen y si usted trata de obtenerlo de ellos se frustrará, porque está buscando oro en una mina de carbón.
Por mucho que alguien pueda darle, nunca podrá darle el cien por cien de lo que necesita, eso solo lo puede recibir de Dios.
7.- Dios nos da lo que necesitamos para dar fruto.
“Todo pámpano que en mí no lleva fruto lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (V.2).
El discípulo sabe la importancia de dar fruto, sabe que Dios nos ha puesto en la tierra para dar frutos, por eso entiende la necesidad de estar en comunión con Dios, de estar unido a la vid.
El discípulo sabe ir a Dios porque Él nos da lo que necesitamos y nos trata como nos merecemos.
Usted es un hijo de Dios, un pámpano que permanece en la vid, y Él va a tratarle como se merece, va a hacer que usted lleve frutos.
Va a darle sentido a su vida, no va a vivir una vida insulsa, sino que va a cumplir el plan de Dios y va a dar el fruto que Dios quiere que usted dé.
8.- La palabra nos limpia.
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” (V:3).
El pasaje está hablando de la poda, está hablando de quitar lo que no necesitamos para poder llevar más fruto.
La palabra nos limpia de lo que nos sobra, necesitamos abrazar la palabra y dejar que ella haga su efecto en nuestras vidas.
El discípulo ama la palabra de Dios y la obedece porque quiere llevar fruto para Dios.
El discípulo no se abraza a aquello que le estorba en su crecimiento y en dar frutos.
El discípulo sabe que si Dios le quita algo es para su bien, para que de frutos.
El discípulo no se aferra a aquello que Dios quiere quitar.
9.- Cristo nos fortalece.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Pablo está hablando de que puede vivir en situaciones fáciles y difíciles, que su fuerza no viene de las circunstancias, sino de la comunión con Dios. Cristo le fortalecía.
La fuerza del discípulo está en la comunión con Dios, no en lo que le rodea.
Ninguna persona llenará su necesidad, solo Dios puede.
Pablo dependía de Dios no de la gente ni de las circunstancias.
Si alguien no le valora, no se preocupe, usted es suficiente en Cristo.
10.- Dios tiene múltiples caminos.
Si la gente no puede darle todo lo que usted necesita y esa fuera la única fuente de su provisión, usted tendría un problema, pero Dios puede tiene muchos medios para proveerle.
“E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí. 18 Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado. 19 Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas” (Génesis 26:17-19).
Isaac necesitaba pozos de agua para beber él, su familia y su ganado, pero los filisteos los secaban llenándolo de tierra, por tanto, volvieron a abrir los pozos.
La gente puede tapar sus pozos, pero Dios va a ayudarle a que abra otros, o incluso va a presentarle pozos para que usted los disfrute sin que tenga que abrirlos.
No dependa de una sola provisión, en Dios tiene usted toda la provisión que necesita.
12.- La gente va a hablar mal de usted.
Antes oía a alguien hablando mal de mi y me ponía malo, sabía que el daño que hace la queja y la murmuración en una iglesia. Si la gente pierde la confianza en el pastor, se socaba la base de una iglesia.
Me acordaba de los pasajes en los que Dios en el desierto castigaba a la gente que murmuraba e impedía que el pueblo avanzara y la gloria de Dios descendiera sobre su pueblo.
Ahora he aprendido a depender de Dios, ya las críticas me afectan poco, solo me gozo en tener la aprobación de Dios; y pongo mi fe en que Dios tape las bocas de aquellos que no han entendido el principio de bendecir la iglesia de Dios con sus palabras y hechos en vez de destruir lo que Dios está haciendo.
Sea un discípulo fiel, ande cerca de Dios, y despreocúpese de lo que otros digan.
“Usted no es monedita de oro que guste a todos”.
13.- El discípulo tiene la mayor fuerza del universo.
Dios está con usted, si usted es discípulo el cielo le respalda.
Usted no necesita que todos le aprueben o le aplaudan, solo necesita tener comunión con la vid y recibir de Él.
Un discípulo tiene el respaldo de Dios en su vida.