El Espíritu Santo nos saca del mundo.

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Santiago 4:1-10).

 

El libro de Santiago es un escrito sapiental para todos los cristianos. No va dirigido a ninguna iglesia o persona en concreto, sino que es para la iglesia en general, forma parte de las llamadas epístolas universales.

Se da consejos prácticos para la vida cristiana y ataca pecados que hay que evitar en nuestras vidas: no vivir según la palabra de Dios, no controlar la lengua, ser amigo del mundo, discriminar a la gente según el dinero que tengan, entre los más principales.

Veremos los consejos que se nos da:

 

1.- Origen de los conflictos.

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” (V.1).

La gente culpa a Dios de las desgracias del mundo.

Dios es culpable de las guerras y las atrocidades del ser humano, sino por acción si por omisión “¿Porque Dios permite?”.

Pero el origen de los conflictos son las pasiones que hay en el corazón humano.

La palabra que se traduce como pasiones es “edone” (deseos, placeres). Y es que buscar lo que me gusta y deseo acaba produciendo guerras y conflictos.

La palabra Hedonismo viene de aquí, buscar el placer, lo que me gusta y satisface, el placer como forma de vida.

Entender la voluntad de Dios, sea la que sea, nos ayuda a crecer, madurar, llevarnos bien y ser felices.

Buscar el deseo, vivir para satisfacer nuestros gustos, es un fruto del egoísmo que acaba produciendo dolor y conflictos.

El que “muere al yo” colabora con la bendición y es bendecido. El que busca lo suyo causa problemas y siempre vive en conflicto.

 

2.- Inutilidad de vivir para satisfacer los deseos.

Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (V.2).

Codiciar. – Se desean cosas, pero al final las personas están sin nada “no tenéis”.

Envidiar. – Desear lo de los demás y quedarse sin nada “no podéis alcanzar”.

Pelear. – Para lograr lo que desean, pero “no tenéis lo que deseáis”.

“No tenéis”, “no podéis alcanzar”, “No tenéis lo que deseáis”: Todo es para nada.

 

3.- Pedir mal.

Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (V.3). Hedonismo religioso.

La gente que solo ora para satisfacer sus gustos, sus deseos y pasiones, en vez de orar para que se haga la voluntad de Dios. “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10).

Si tienes la mente en Dios pedirás salud, no para vivir más, sino para tener más tiempo para servir a Dios.

Pedirás dinero, no para tener más, sino para poder ofrendar y ayudar más a extender la obra de Dios.

Las peticiones que tienen como meta tus satisfacciones personales tienen como resultado no recibir lo pedido.

Las peticiones que tienen como meta extender el reino de Dios tienen como resultado recibir lo pedido.

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

 

4.- El mundo.

“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (V.4).

Buscar los deseos es lo que hace el mundo, si un cristiano hace lo mismo es ser amigo del mundo.

La palabra mundo tienen muchos significados, pero básicamente son 3: El planeta tierra, la gente en general y la sociedad corrupta en la que vivimos.

Aquí no se refiere ni al planeta tierra ni a la gente, sino que habla del sistema mundano que gobierna a la gente.

 

¿Qué dice Jesús?

  • “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:19).

Los cristianos no somos del mundo. Jesús nos sacó del mundo. El mundo aborrece a los que no le pertenecen.

  • “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:14).

No somos del mundo, los nacidos de nuevo estamos en una sociedad diferente, la iglesia.

  • “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan 17:18).

No somos del mundo, pero somos enviados al mundo.

  • “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:23).

La función de la iglesia es dar a conocer a Jesús a la gente.

 

¡Oh almas adúlteras! Son aquellas que en vez de ir al mundo para hacer que otros también salgan de él, se dedican a comulgar con sus pecados, buscar lo propio y agradar al mundo. Esto les constituye enemigos de Dios.

 

Un cristiano es alguien sacado del sistema mundano gobernado por Satanás para vivir una vida plena en Cristo y para predicar el evangelio a fin de que otros también salgan de ese sistema diabólico.

 

¿Cómo hago esto?

5.- El Espíritu Santo nos aparta del mundo.

¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? (V.5). Dios pelea por nosotros, no quiere que seamos parte del mundo.

Santiago hace un resumen del mensaje de Dios en las escrituras. Toda la Biblia se puede resumir como Dios sacando a sus hijos del mundo para darles algo mejor.

  • Dios saca a Abraham de Babilonia.
  • Dios saca a Israel de Egipto.
  • Dios saca a la iglesia del mundo.

Dios nos saca de lo que nos hace dañó para bendecirnos.

El Espíritu Santo en nosotros nos revela, nos muestra la importancia de salir, pone intranquilidad y nos hace sentir mal donde antes nos encontrábamos bien.

Una de las funciones del Espíritu Santo es golpear nuestro ser para sacarnos del mundo. No físicamente, pero si espiritualmente y emocionalmente.

 

6.- Es necesario humillarse y dejar lo que desagrada a Dios.

– “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (V.6).

El orgullo nos aferrará a lo mundano y no seremos libres.

  • Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (V.7).

La sumisión a Dios y a su voluntad evitará que el diablo a través del mundo nos envuelva y conquiste.

  • “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (V.8).

El arrepentimiento del pecado nos acercará a Dios y nos alejará del mundo. Servir a Dios y al mundo es tener un corazón sucio que precisa ser purificado.

  • Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza” (V.9).

El arrepentimiento genuino es el camino para ser libre del mundo.

  • Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (V.10).

La humillación precede a la exaltación.

No te exaltes tú, humíllate ante Dios y deja que sea Él el que te exalte si lo ve conveniente.

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