“Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. 2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. 3 Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. 4 El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría. 5 Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios. 6 Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad. 7 Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón. 8 Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu” (Eclesiastés 7:1-8).
En la mitad de la Biblia, escondido entre Proverbios y Cantar de los Cantar de los cantares, se encuentra el libro de Eclesiastés.
Fue escrito por el predicador “Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén” (V.1:1), debido a este versículo muchos indican que el autor fue Salomón.
La palabra hebrea que se traduce como “predicador” es “Qohélet” que significa el hombre que habla en la asamblea, el que convoca la asamblea y habla en ella.
El predicador se hace preguntas sobre el sentido de la vida y de la muerte.
Este libro lo leen los judíos en la fiesta de los tabernáculos, donde salen al campo y se hacen tiendas de campañas, indicando el paso del pueblo de Dios por el desierto cuando salió de Egipto, y el paso del ser humano por la vida.
Es un libro de sabiduría crítica que juzga todo lo que hace la gente habitualmente y la enfrenta con la realidad de la eternidad.
En realidad el libro de Eclesiastés se comporta como un sándwich entre los primeros versículos del libro, sin entender esto no puede entenderse este libro.
“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece” (Eclesiastés 1:1-4).
Y los últimos “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14).
Todo lo que habla es referente a lo que pasa “debajo del sol”.
Es un libro que enfrenta la futilidad de la vida humana con la bendición de tener a Dios de nuestro lado.
El pasaje que leímos al principio nos muestra algunas cosas:
1.- “Mejor es la buena fama que el buen ungüento”.
Los aceites olorosos se usaban a modo de perfume. Cuando alguien quería aparentar, al igual que ahora, se vestía bien, se ponía la ropa más cara y los perfumes más costosos.
Así con esta presencia se impactaba a la gente.
No es lo mismo ir bien vestido y perfumado que mal vestido y oler mal.
Ir presentable causa buena impresión, pero hay algo mejor que esto: “la buena fama”, cuando alguien es reconocido por algo, esto causa mejor impresión que cualquier tipo de vestimenta o perfume.
Puesto en lenguaje actual, cuida tu testimonio, actúa bien, esto hablará más de ti que tu apariencia.
2.- “Mejor el día de la muerte que el día del nacimiento”.
Otro pensamiento que nos hace replantearnos muchas cosas ¿Qué dice aquí? Todos nos alegramos cuando nace un bebé, pero nos entristecemos cuando muere alguien ¿Por qué dice esto?
Nacer da alegría, está bien, pero cuando alguien muere nos replanteamos la vida,
Cada muerte que se produce a nuestro alrededor es un grito que nos dice: “Vas a morir, replantéate tu vida”.
Esto lo aclara mejor el versículo 2 “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón”.
3.- “Mejor es el pesar que la risa” (V.3).
Los golpes de la vida nos ayudan a centrarnos.
Las risas, las fiestas, el pasarlo bien nos distrae, nos atontan, nos adormecen, son como una droga que nos impide ver la realidad de la vida.
“Con la tristeza del rostro se enmendará el corazón” los momentos difíciles son las oportunidades que Dios nos da para mejorar, para cambiar.
Dios quieres sacar lo mejor de usted y los momentos difíciles son el instrumento que Dios usa para mejorarnos.
4.- “El corazón de los sabios está en la casa del luto”.
Sabio es el que organiza su vida con la visión de que algún día morirá, que esta vida es efímera.
Por otro lado, cuando alguien muera, estate presente, ve al lugar del luto.
5.- “Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios”.
Nadie quiere ser reprendido, a todos nos gusta que se nos alabe, pero nos desagrada que se nos reprenda.
Cuando un sabio, alguien más maduro que tú, alguien de testimonio te reprenda, por amor a tu futuro, óyelo.
“Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla” (V.6). Si se ponen espinas debajo de una olla, estas hacen un fuego rápido y sonoro, pero acaba pronto, tiene poca duración.
Así son las fiestas del mundo, tienen poca duración, se pasa de las risas al llanto.
El mundo exhibe las risas, pero oculta las lágrimas.
6.- “Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón”.
La opresión se refiere a los que viene en la segunda parte del versículo “las dádivas corrompen el corazón”. Si se compra a alguien, si se le soborna, no importa lo sabio que sea, actuará mal, entontecido.
Dios busca a gente que no se deje comprar, gente integra, gente que piensa que obedecer la Biblia es más importante que sus intereses.
7.- Otra afirmación contradictoria.
“Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu” (V.8).
Todo el mundo se alegra cuando se empieza un negocio, nos llenamos de ilusión, y nuestros pensamientos de llenan de esperanza. Se espera lo mejor del negocio.
Aquí nos dice que cuando se acaba un negocio es mejor que cuando se empieza.
El fracaso es aquello que nos hace abrir los ojos y ver la realidad tal cual es.
Muchos se meten en negocios para enriquecerse y Dios está en otra cosa, pero cuando fracasan vuelven a la voluntad de Dios.
8.- “Mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu”.
La altivez mata, el orgullo mata, no te creas lo que no eres, baja del pedestal, acepta tu fragilidad.
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (I Pedro 5:5).
El orgullo es un asesino en esta vida y en la futura, por eso el diablo siempre va a potenciar el orgullo.
9.- Leer Eclesiastés 12:13.
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”.
Si no incluyes a dios las metas terrenales no van a producirte felicidad.
Ni el dinero, ni la fama, ni el conocimiento producen felicidad.
Lo que trae la felicidad es una vida sometida a Dios.