“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” (Mateo 6:9-13)
Una de las oraciones más conocidas es “el Padre nuestro”.
En Israel, bajando del monte de los olivos en dirección a Jerusalén, se encuentra un lugar donde están escritas en cerámica esta oración en más de cien idiomas diferentes.
Es una oración que se ha repetido a lo largo del mundo en todas las épocas posteriores a la resurrección de nuestro Señor.
Todo se originó cuando los apóstoles les piden que les enseñe a orar y el Señor les enseña la oración “el Padre nuestro”.
1.- Alabar el nombre de Dios.- Comienza el Señor indicándoles que lo primero que hay que hacer es levantar el nombre de Dios, darle gloria y honra “santificado sea tu nombre”.
Comencemos nuestra vida de oración levantando el nombre de Dios, reconociendo su grandeza.
No solo en esta oración, sino siempre que oremos, iniciemos alabando al Señor. Luego ya oramos por otras cosas, pero es buena costumbre iniciar con alabanza.
El proyecto del reino de Dios es glorificar al rey del reino.
Luego continúa hablando sobre el reino de Dios, no puede entenderse “el Padre nuestro” fuera del contexto del reino de Dios.
El Salmo 103 nos describe algo de lo que es santificar el nombre de Dios, y se puede considerar un salmo introductorio del Padre Nuestro.
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; 4 el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; 5 el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmo 103:1-5)
2.- Pedir que venga el reino.- V.10 “Venga tu reino”.- Lo primero que se hace en “el Padre nuestro” es dar gloria a Dios, pero lo segundo es pedir que el reino de Dios venga a la tierra.
Cuando Dios nos enseña a orar lo primero que quiere que pidamos es que el Reino de Dios venga a la tierra.
En el cielo se hace la voluntad de Dios, cuando se pide que venga el reino, se pide que se haga la voluntad de Dios también acá abajo en la tierra.
No se puede entender “el Padre nuestro” fuera del reino de Dios.
“El Padre nuestro” es una oración para los que viven en el reino de Dios, para aquellos para los que el reino de Dios ya se les ha acercado.
3.- Que se haga la voluntad de Dios.- “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.- Esta es una definición del Reino de Dios, un lugar donde se hace la voluntad del Padre. Es otra forma de definir el Reino.
Jesús entendía que lo primero que tenemos que orar es que la voluntad de Dios se haga en la tierra.
El vivió sometido a la voluntad del Padre, y esto es lo que pretendía enseñarnos a todos nosotros, que vivamos obedeciendo, que vivamos en el reino de Dios.
La oración de los discípulos de Jesús, es que el reino de Dios se establezca en la tierra.
La iglesia ha de ser el lugar donde el reino de Dios se establece.
Es una oración que exige un compromiso, se ora para que el reino de Dios se haga realidad y a la vez nos comprometemos a obedecerle.
No tiene sentido orar y luego hacer lo que queremos.
4.- Las tres “Pes”.- Luego vienen las peticiones de las tres “pes”: Provisión, paz, y protección.
Una vez que el reino de Dios es establecido, se desatan estas tres peticiones: Provisión, paz, y protección.
Estas tres “pes” son los requisitos necesarios para extender el reino de Dios que antes hemos orado para que venga.
– V.11.- Provisión.- Pide por el pan de hoy, en el reino de Dios se sabe que Dios actúa fielmente cada día y cree en la provisión de Dios.
Dios provee para que tengamos lo suficiente para que su plan se haga realidad aquí abajo en la tierra.
Arriba está todo provisto, no hace falta nada, el reino de Dios es real y totalmente equipado, pero aquí abajo en la tierra es preciso de la provisión material para que nuestros cuerpos puedan colaborar con Dios y el reino de Dios se establezca.
El reino de Dios es de provisión con confianza, ya que no nos afanamos por el día de mañana porque sabemos que Él está gobernando sobre la tierra.
Cuando su reino se establece se abren las ventanas de la provisión de Dios.
Cuando el gobierna en tu vida, el provee para tu vida.
La provisión de Dios con material físico, como es el alimento, es necesario para establecer el reino de Dios.
– V.12.- Paz.- No hay deudas con Dios ni entre los hombres.
No puede haber reino de Dios si hay rencillas y falta de perdón.
Dios nos perdona y nosotros perdonamos, porque el reino de Dios es un reino de avance, y el retener el perdón lo único que hace es impedirnos que vayamos hacia adelante.
El reino de Dios no puede establecerse si su pecado no es perdonado, vaya continuamente a pedir el perdón de Dios para su vida.
El reino de Dios no puede establecerse si las ofensas que otros le hacen son un freno para seguir una vida victoriosa, perdone, deje de retener el perdón, y continúe avanzando. Ganará usted y el reino avanzará.
El resentimiento es un ancla al avance del reino de Dios.
– V.13.- Protección.- El reino de Dios es un lugar donde Dios protege a sus súbditos.
Pero aquí no se está pidiendo protección física, sino que se pide protección del mal y de la tentación.
En el nuevo testamento escrito en griego la palabra mal, hace referencia al origen del mal, por tanto lo que está diciendo es líbranos del malo, del diablo.
Está hablando de protección espiritual.
Protección del diablo y de sus tentaciones que van a tratar de impedirnos que hagamos la obra de Dios.
El diablo va a querer pararnos y va a intentar que no podamos establecer el reino de Dios en nuestras vidas, por eso es preciso orar para que este impedimento no se haga realidad.
El mundo espiritual de maldad va a atacar a los hijos del reino, pero el reino de Dios es una ciudad refugio de protección para los que están en el reino de Dios.
“El padre nuestro” no ignora la guerra espiritual en que nos metemos cuando establecemos el reino de Dios. Ya que el reino de las tinieblas va a venir a combatirnos.
Ambos reinos están en guerra continua y esta no acabará hasta que el Señor regrese.
5.- El por qué de las tres “Pes”.- Luego continúa explicando la razón de las tres “pes”: “tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos”.
La Provisión, la paz, y la protección espiritual vienen porque el reino es de Dios, y en él se manifiesta su poder y su gloria.
El poder de Dios se manifiesta y desarrolla cuando se establece el reino de Dios en la tierra.
Si usted deja que Dios gobierne en su vida, el poder de Dios vendrá sobre usted.
Cuando el reino de Dios se establece la gente ve a Dios moverse su gloria se manifiesta y la gente levanta el nombre de Dios, de manera que se regresa al principio de la oración “Santificado sea tu nombre”.
6.- El reino de Dios es eterno.- “Por todos los siglos”, lo vivamos o no, al final es lo que va a haber. Siempre ha existido en el cielo, durante un tiempo y en mucha gente en la tierra, y la voluntad de Dios es que la iglesia pueda disfrutar de la bendición del reino de Dios en este planeta.
“El padre nuestro” es una oración con fecha de caducidad, porque cuando el Señor regrese ya no hará falta orar el Padre nuestro, porque el reino de Dios será una realidad diaria en la tierra.