La imagen de Dios

¿Qué es una imagen?
– Si uno pasea por las calles de una ciudad ve luces, gente paseando, personas comprando, comiendo, etc. Lo que vemos es la imagen de la ciudad.
– Si vamos a una tienda y entramos por sus puertas vemos una decoración, una limpieza, una actitud en los trabajadores, etc. Esa es la imagen de la empresa.
– Si alguien viene a la iglesia, ve a diáconos que le saludan sonrientes, que le atienden, que le ubican en las sillas, ve un coro, un pastor, ve una limpieza, un orden, esa es la imagen de la iglesia.
– La gente tiene un concepto de Dios en base a lo que han visto de otros. Los que se suponen que representan a Dios les han dado una imagen que les ha confundido en muchos casos, porque algunos no representan a Dios aunque dicen que lo hacen.

1.- Dios quiere que la gente vea su imagen.-
Dios quiere que la gente le vea, que su imagen sea percibida por los impíos y para eso ha hecho todo lo posible para restaurar su imagen en nosotros.
Tú representas a Dios, y la gente va a tener la imagen de Dios que tú transmitas.
Dios creó al hombre a su imagen: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).
Pero la caída hizo que se perdiera la imagen de Dios en el hombre.
Por el pecado y la rebelión el hombre ha perdido su semejanza con Dios, aunque quedan vestigios: Tripartito, Moralidad (conciencia del bien y del mal), espíritu que nos diferencia de los animales.

2.- Dios quiere restaurar esa imagen en nosotros.-
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
Hay un deseo profundo de Dios para que su imagen sea restaurada en nosotros.
Dios ha trabajado por siglos en este proyecto: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17).

3.- El Espíritu Santo trabaja en nosotros.-
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (II Corintios 3:18).
Somos transformados a su imagen por medio del Espíritu Santo.

4.- Hemos de renovarnos.-
“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3:9-10).
El nuevo hombre se renueva a la imagen del que lo creó (Dios).

5.- Jesús marca la diferencia.-
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio (arjé), el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1:15-20).
Jesús es el modelo a seguir, hemos de andar “En sus pasos” ¿Qué haría Jesús?

¿Qué haría Jesús?

1.- Amar.- “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

2.- Perdonar.- “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13).

3.- Servir.- “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:14-15).

4.- Agradar al Padre.- “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29).

5.- Ser santos.- “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (I Pedro 1:14-16).

6.- Ser enviados.- “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan 17:18)

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