“Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? 34 El les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? 35 Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán. 36 Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. 38 Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. 39 Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor” (Lucas 5:33-39).
Los escribas y fariseos, junto con los saduceos, eran las clases religiosas preponderantes en Israel.
Ellos eran estrictos en el cumplimiento de la ley y tradiciones judías, y de pronto aparecen dos movimientos que no cuadraban con sus maneras de entender el judaísmo, por un lado Juan el Bautista y por otro Jesús.
En este pasaje vemos cómo se acercan a Jesús y le preguntan acerca de lo que hacían unos y otros.
1.- Ayuno, no ayuno.
Los discípulos de Juan ayunaban mucho, lo hacían muy frecuentemente, mucho más de lo que la ley habitualmente pedía.
Los discípulos de Jesús, sin embargo, ayunaban, pero mucho menos que los discípulos de Juan.
Esto confunde a los judíos, pero esto tiene una explicación muy profunda que Jesús explica después.
2.- Tres periodos.
Todo el contexto apunta, describe, tres periodos del Reino de Dios: Los discípulos de Juan, los discípulos de Jesús mientras Jesús estaba en la tierra y los discípulos de Jesús después de la ascensión.
Los discípulos de Juan. – Gente fiel, pero dentro de la ley, Jesús aún no ha muerto, siguen estrictamente el cumplimiento de las prácticas judías, corresponde con el antiguo pacto.
Los discípulos de Jesús, mientras Jesús está en la tierra. – “Entre tanto que el esposo está con ellos” corresponde al tiempo que Jesús estuvo en el ministerio público, tres años.
Los discípulos de Jesús después de la ascensión. – “Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado” (V. 35). Es el periodo de la iglesia.
Se corresponden con la parábola de las tres medidas de harina.
“Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado” (Mateo 13:33).
Tiempo (medida) del Padre, tiempo (medida) del Hijo y tiempo (medida) del Espíritu Santo.
3.- Periodo de Jesús en la tierra.
Era el tiempo del disfrute del novio.
Jesús estaba formando a los discípulos, era momento de capacitación, de enseñanza, la escuela del cielo se abrió en la tierra.
El énfasis estaba en aprender de la boca y vida del maestro.
4.- Periodo de la iglesia.
“Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán” (V.35).
Ya Jesús ha muerto, ahora es el momento de la llenura del Espíritu Santo, el consolador toma la dirección de la iglesia y la va dirigiendo conforme Él ve conveniente.
Por tanto, hemos de saber por dónde se dirige el Espíritu Santo, ha de conocer cuál es su voluntad y eso se hace, entre otras cosas, a través del ayuno.
La iglesia ha de orar y ayunar.
No solo hemos de movernos en lo material, sino que con el ayuno y la oración buscamos la dirección del Espíritu Santo para luego seguirla.
5.- Parábolas de la tela y el odre.
La tela. – Si se rompe y se lo pone un parche, ha de ser de las mismas características, ya que, si no el tiempo hace que una tenga un color y la otra otro, y que la nueva al lavarla encoja, mientras que la vieja se queda igual.
El odre. – Es un recipiente para contener líquidos fabricado con pieles de animales.
El odre nuevo es elástico y se adapta según el vino nuevo va fermentando.
El odre viejo es rígido y si se le mete vino nuevo se acaba rompiendo con la fermentación.
El significado es el mismo en las dos parábolas:
Hay un periodo nuevo, viene el tiempo en que las prácticas de los ritos del judaísmo van a desaparecer y viene el tiempo del nuevo pacto donde el Espíritu Santo va a actuar de manera poderosa.
Si nos quedamos como viejos odres nos romperemos cuando venga lo nuevo de Dios.
Los odres somos los seres humanos, somos los recipientes.
El vino es lo de Dios vertido en nuestras vidas: el evangelio, la salvación, el Espíritu Santo.
6.- Lo de Dios dentro de nosotros va a fermentar.
a.- Lo de Dios no se queda estático, se mueve, se transforma, tiene vida.
b.- Lo de Dios nos va a moldear.
c.- Lo de Dios nos hará crecer, estirarnos.
d.- Nosotros contenemos lo de Dios, somos recipientes de la mayor bendición que puede existir.
e.- A pesar de la pobreza del recipiente el contenido es sublime “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (II Corintios 4:7).
f.- El odre nuevo se adapta al vino.
7.- El trato de Dios nos mejora.
“Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor” (V.35).
Cuando Dios te trata, cuando lo de Dios actúa dentro de ti, aumentas de calidad.
A veces pasamos por momentos difíciles, pero es para hacernos mejor.
A veces dejamos de hacer cosas que hemos hecho siempre, pero es para hacernos mejor.