El discípulo oye a Dios

“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8 Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio” (Hechos 16:6-10).

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29).

 

Estamos siendo bombardeados por ondas de radio, de televisión, de internet, pero no nos enteramos de nada.

Cuando usted coge una radio y sintoniza puede oír cientos de emisoras, si enciende el televisor también puede ver cientos de emisoras y si coge el teléfono puede entrar en multitud de cosas. Todas están ahí, pero usted no puede ver ni oír nada hasta que no las sintoniza.

El discípulo está sintonizado con Dios y oye su voz.

 

Dios nos habla a todas horas
con suavísimos acentos.
Nos habla como a hurtadillas,
nos habla como en secreto,
con un rumor tembloroso
de canciones y de besos.
Mas andamos distraídos
y escucharle no sabemos.

Hay que vivir de rodillas.
Hay que vivir en acecho
de esas palabras tan dulces,
de esos avisos tan tiernos.
Hay que vivir siempre en vela,
puesta la mano en el pecho;
siempre alerta los oídos
y los párpados abiertos.

Todo es amor, todo es vida,
todo es altar, todo es templo…
Dios camina por el mundo,
recorre nuestros senderos,
se alberga en nuestros hogares,
vive en nuestros aposentos,
y en la sombra de la noche
se acerca hasta nuestros lechos.

Escuchemos, escuchemos.

RICARDO LEÓN Y ROMÁN

 

1.- Dios nos habla porque nos ama.

Dios nos habla porque quiere que las cosas nos salgan bien.

Dios a veces habla de forma clara, otras veces más sutiles, pero siempre quiere ayudar a los discípulos.

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13).

El Espíritu Santo, que está en nosotros, nos habla y nos dirige hacia lo correcto, hacia lo que hemos de hacer, hacia lo que nos va a bendecir.

Usted se puede equivocar, pero Dios no, Él sabe que es lo mejor hacia nosotros.

Dios nos quiere facilitar la vida, óigale.

 

2.- Maneras de hablar de Dios.

Primero por la Biblia, segundo por la oración.

También nos habla por circunstancias, situaciones que Dios fuerza para que nos enteremos de lo que quiere decirnos.

Dios habla por otras personas, pastores, predicaciones, consejeros, y a veces incluso puedes escuchar la voz de Dios a través de impíos. Me pasó con un compañero de trabajo.

Dios habla por la naturaleza “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1). A veces veo la creación, en especial el mar o el cielo, y automáticamente mi espíritu empieza a adorar a Dios.

El Espíritu Santo también nos habla, hay sitios y cosas que usted va a hacer y de pronto siente dentro de su interior una sensación de que no debe ir para allí. Escuche las señales que Dios le manda.

 

3.- Dios sabe más que usted.

 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; 8 porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos” (Proverbios 3:5-8).

Un discípulo sabe que Dios es más inteligente que él, sabe que la prudencia nuestra se equivoca, pero Dios no.

El discípulo no es “sabio en su propia opinión”, “sino que teme a Dios y le obedece.

La gente que “sabe más que Dios” no puede ser utilizada por Dios, no pueden ser discípulos.

No se empecine en hacer las cosas a su manera, siga la dirección de Dios.

Dios ve el futuro, no ignore sus advertencias.

 

4.- Un salva problemas.

Oír la voz de Dios evita grandes problemas en su vida.

Oír la voz de Dios, y obedecerla, es garantía de éxito.

Ningún discípulo puede llegar lejos si deja de oír la voz de Dios.

Lo que Dios habló ayer fue bueno ayer, hoy usted tiene que buscar la dirección para este día.

Las estrategias de ayer no tienen que ser útiles hoy.

 

5.- El pueblo de Dios.

Dios comienza dirigiendo a su pueblo a través de los patriarcas (Jacob, Abraham, Isaac,)

Después levanta a un libertador, Moisés, que oye la voz de Dios y la transmite al pueblo.

Después levanta jueces, cada uno con unas características, que mostraban al pueblo la dirección que tenían que tomar.

Dios permite reyes, y estos son los que dirigen al pueblo hasta la venida de Jesús.

Jesús nos muestra que hacer, nos salva y manda al Espíritu Santo que ahora mora con nosotros y nos dirige.

Si bien la palabra no cambia y permanece para siempre, sin embargo, Dios va a cambiar de estrategias, de métodos y los discípulos hemos de ser sensibles a lo que Él nos dice.

 

6.- Esta iglesia.

Esta iglesia se ha movido bajo la dirección de Dios, es más, a mí me cuesta moverme si no oigo antes la dirección hacia la que va Dios.

Me he pasado años quieto, sin cambiar, porque he preferido no moverme a hacerlo en dirección equivocada.

Pero Dios siempre ha sido fiel, cuando ha llegado el momento, me ha mostrado hacía donde ir, y la bendición siempre viene tras la obediencia.

 

7.- Busque a Dios.

 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).

En momentos difíciles los discípulos claman a Dios.

Entran en oración genuina, a veces en ayuno, pero claman a Dios con todo el corazón porque saben que Dios responde.

Un discípulo no se conforma cuando todo va mal, no se queda igual si surgen problemas, un discípulo cuando ve que la cosa se pone cuesta arriba clama a Dios, y Él promete que nos va a responder.

 

8.- No busque el avivamiento, viva el avivamiento.

Hay hermanos que se llevan toda la vida buscando el avivamiento, hacen congresos especiales, van dando vuelta por cada iglesia en la que oye que están pasando cosas especiales.

Van a lugares donde se dice que hay alguien con el don de profecía para que les de una palabra.

Dios está con usted, si es discípulo, va a poder oír de Dios, Él le va a hablar.

Los discípulos no buscan avivamiento, viven en avivamiento.

 

9.- El favor de Dios está con usted.

No vaya detrás de hombres ungidos, la unción esta con usted.

Pídale a Dios, y Él hará cosas grandes.

Dios va a mostrarse a su vida, créalo y verá la gloria de Dios.

 

 

 

 

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