Los discípulos tienen metas

“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. 12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:7-14).

 

Anteriormente hemos visto que el discipulado es andar con Dios, cuando andamos con Él se nos pega el carácter de Dios.

Dios premia a aquellos que caminan con Él: Enoc, Abraham, Noé, Elías.

La pregunta es ¿Si hay tanta bendición en andar con Dios, porque el ser humano no lo hace?

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3).

El ser humano no anda con Dios, porque no está de acuerdo con Dios.

La naturaleza caída le hace tener otros pensamientos, otras metas.

 

1.- Dos opciones: Tener metas y no tenerlas.

a.- No tener metas: Dejar pasar las cosas esperando la muerte.

Una vida sin metas es una vida de subsistencia, donde lo principal es “comamos y bebamos que mañana moriremos” (I Corintios 15:32).

Comer, beber, tener un coche, una casa, unas vacaciones, y algún que otro capricho esperando la enfermedad que lleve a la tumba.

No tener metas es equivalente a tener metas equivocadas (dinero, status social, poder, etc.)

Si ahora estás igual que cuando empezaste la vida cristiana, tienes que cambiar algo.

 

b.- Tener metas que se van alcanzando y superando.

Los cristianos inteligentes tienen metas en sus vidas que cuando las superan buscan otras.

Es como pasar de curso, la vida es cómo una escuela que cuando apruebas promocionas y pasas de curso.

Seguir a Jesús, ser discípulo de Jesús, es tener metas en Dios e irlas superando.

 

2.- Los discípulos del Señor son gente con metas.

El mismo pasaje: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:19-20). Es una meta en sí.

Nos indica que no podemos vivir la vida sin tener la meta de: ir, hacer discípulos, bautizar, enseñar que guarden lo mandado por Jesús.

Un discípulo tiene que ponerse como meta en su vida cumplir la gran comisión.

 

3.- Pablo tenía una meta.

El apóstol Pablo dice que “prosigo a la meta” (V.14) hay una meta a la cual Pablo quería llegar.

Pablo sabía que no podía vivir sin tener metas, las metas son lo que nos lleva a saber si vamos conquistando cosas.

Pablo sabía que la gente que no tiene metas no llega a ningún lado.

 

4.- Éxito y metas.

Las metas que nos proponemos son las que nos van indicando si estamos haciendo las cosas bien o mal.

Si cumplimos las metas somos gente de éxito, si no, no lo somos.

Las metas son el test que permite ver si avanzamos o si no.

Si usted no tiene metas no va a saber si está avanzando o si está estancado.

Si usted cumple las metas sabe que es alguien que va triunfando y puede buscar nuevas metas.

Si no logra las metas, tendrá que replantearse su vida.

 

5.- Auditar nuestras vidas y ministerios.

La importancia de los números en medicina, salvan vidas.

La importancia de los números en arquitectura, se evitan derrumbes y muertes.

Sin obsesionarnos con los números, los números son importantes para ver como va la iglesia o nuestra vida.

 

¿Qué hacer para alcanzar las metas?

 

6.- Soltar lastre.

“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo” (V.7).

Había muchas cosas que Pablo valoraba, cosas que le producían ganancia, pero decidió dejarlas para lograr la meta.

“Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33).

Si no suelta lastre, si no se desprende de lo que le impide avanzar, no va a lograr la meta.

Los globos aerostáticos tienen pesos que van soltando para ascender.

Los atletas se quitan de todo peso para batir a los demás y lograr nuevos récords.

Todo lo que le impide avanzar, aunque en otro tiempo hayan sido ganancia ha de desecharlo.

Estamos en el Reino de Dios, tenemos una nueva motivación.

Los métodos antiguos, la manera de proceder de antes no valen, hemos de tomar nuevos métodos, nuevas estrategias y nuevas metas.

 

7.- Mirar. “skopon

La palabra griega que se traduce como meta es “skopon”, de ahí viene la palabra mirar: “telescopio” (mirar lejos).

Tener una meta es mirar, apuntar hacía algo dejando lo demás.

Cuando miramos muchas cosas es difícil que logremos las metas. “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8).

Dios quiere que nos centremos en algo, que no nos distraigan otras cosas para que la meta se haga realidad.

Lo que miramos define lo que buscamos, definen nuestras metas.

 

8.- Las tres metas de Pablo.

“A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (V.10).

Las metas de Pablo eran tres: conocer a Jesús, vivir el poder de la resurrección, padecer con la madurez de Jesús.

 

a.- Conocer a Jesús. – Con la oración, la cercanía a Dios y la obediencia “guarden todas las cosas que os he mandado”, se le conoce más.

 

b.- Vivir el poder de la resurrección. – La resurrección de Jesús, produce un poder en nuestras vidas.

La muerte física fue vencida, pero también la muerte espiritual, ya podemos recibir la vida de Dios.

El poder de la resurrección nos permite vivir una vida plena gracias al Espíritu Santo que mora en nosotros.

El poder de la resurrección implica tener una relación íntima con Dios.

El poder de la resurrección está disponible para nosotros en el día de hoy.

 

c.- Padecer con la madurez de Jesús. – Que bueno cuando las cosas van bien, pero también vienen momentos malos, y entonces se ve la madurez que tenemos.

Permita Dios que cuando llegue el día malo tengamos la madurez que tuvo Jesús cuando le llegó la muerte.

 

8.- Mantenerse humilde.

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (V.13).

Pablo había alcanzado grandes cosas, había abierto muchas iglesias, su ministerio apostólico se había desarrollado por muchos lugares, sin embargo, él se sentía que aún no había logrado mucho.

Es importante mantenernos en humildad sin importar los logros y metas que logremos.

Es importante tener una “santa insatisfacción”, por mucho que logremos queda mucho más por lograr.

El carácter correcto es lo que nos lleva a lograr las metas correctas.

 

9.- Primero dentro, luego fuera.

“Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (V.14).

Pablo primero trabaja con su vida: (conocer a Jesús, vivir el poder de la resurrección, padecer con la madurez de Jesús) y ahora nos habla del ministerio.

Primero tener un carácter de acuerdo a la voluntad de Dios, tener las metas correctas, y luego desarrollar el ministerio.

Si nos metemos en el ministerio con el carácter incorrecto, no llegaremos nunca a lograr las metas.

Dios ayuda a que las metas se logren cuando se hacen desde una plataforma correcta.

 

10.- La meta de Dios es mayor.

No importa la meta que usted tenga, la de Dios es mayor.

José quería ser libre de la cárcel, Dios quería verlo como primer ministro de Egipto.

El pueblo de Israel quería trabajar menos como esclavo, Dios quería darle la tierra que mana leche y miel.

Rut, quería recoger las sobras de la cosecha del campo de Booz, se casó con él, y fue la dueña del campo.

El pueblo de Israel quería un Mesías para los judíos, Dios quería un Mesías para el mundo.

No importa la meta que usted tenga, la de Dios es mayor.

Dios tiene para usted metas que usted ni siquiera puede imaginar.

 

11.- De un paso para que Dios dé 100.

Cumpla las metas en su vida como cristiano y se sorprenderá de donde puede llevarle Dios.

Cumpla las metas y se dará cuenta que Dios le lleva más lejos.

Dios lleva a cosas grandes a aquellos que son fieles en las cosas pequeñas.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad