Biografía de Nehemías.
Nehemías vivió en el siglo V antes de Cristo.
Nació en Babilonia ya que su familia había sido deportada tras la destrucción de Jerusalén por los babilonios en el año 586 a.C.
Nehemías llegó a ser copero del rey Artajerjes I y era un puesto muy importante en la corte.
Recibió noticias de que las murallas de Jerusalén estaban destruidas y que, por tanto, la ciudad estaba en peligro. Esto le puso triste y le pidió al rey permiso para ir a Jerusalén y reconstruir las murallas.
El rey Artajerjes le da permiso y se va a Jerusalén con un grupo de hombres.
Cuando llega ve que la situación estaba aún peor de lo que había oído: las murallas destruidas y la gente en pobreza y corrupción.
Nehemías se pone manos a la obra para reconstruir las murallas, divide a los hombres en grupos y les da instrucciones para que trabajen en las diferentes secciones de las murallas.
En pocos meses las murallas son reedificadas, estas murallas protegieron a la ciudad de los ataques de los enemigos y devolvieron la confianza al pueblo judío.
Posteriormente llevó otras reformas en Jerusalén, estableció leyes para proteger a los pobres y promovió el estudio de la palabra de Dios, restaurando la obediencia a los principios bíblicos en Israel.
Nehemías para hacer estas cosas da pasos muy interesantes:
1.- Busca a Dios.
“Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. 4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos” (Nehemías 1:3-4)
Cuando te lleguen malas noticias lo primero que hay que hacer es buscar a Dios.
Pon delante de Dios la situación, ora, ayuna, busca la ayuda y la dirección de Dios.
Tu pesar es solo el inicio, necesitas dejar que Dios continue obrando.
Esto lo repite posteriormente: “Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche” (Nehemías 4:9).
2.- Reconoce su pecado.
“Esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado 7 En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo” (Nehemías 1:6-7).
Entiende que muchos de los males que nos vienen los hemos provocado nosotros mismos.
La desobediencia es un motivo de que nos ocurran cosas malas, de igual manera que la obediencia es una puerta de bendición para nuestras vidas.
3.- Se movía en fe.
“Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. 6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. 7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá” (Nehemías 2:4-7).
El rey no lo sabía, pero la oración de Nehemías activó la curiosidad del rey e hizo todo lo que estaba en su mano para favorecer a Nehemías.
Dios va a abrir puertas a los que creen a Dios y viven en fe.
Además, le mando un equipo de militares para que les protegieran.
“Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo” (Nehemías 1:9).
4.- Utilizó el testimonio.
“Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien” (Nehemías 2:18).
Si Dios hace algo contigo compártelo, eso va a bendecir y animar a otros.
El testimonio, lo que Dios ha ido haciendo en tu vida es algo poderoso, la gente entiende que no son cosas dichas por un charlatán, sino que Dios le respalda.
La gente entiende Dios está vivo y actúa hoy en día.
La gente entiende que, si Dios lo hace con uno, también puede hacerlo con ellos.
5.- Levantémonos.
“Levantémonos y edifiquemos”.
Hemos de levantarnos, no te quedes donde estás, levántate, Dios busca un pueblo que se levante, que deje las comodidades y se ponga manos a la obra, que actúe que haga la obra de Dios.
Sal de donde estás y levántate.
El reino de Dios está anhelando que te levantes.
6.- Edifiquemos.
“Levantémonos y edifiquemos”.
Hemos de edificar, Dios no nos llamó para destruir, sino para edificar.
El pueblo de Dios tiene la visión de edificar.
Si vas a hacer alto hazte la pregunta: ¿Esto edifica?, ¿esto bendice?, ¿esto es causa de tropiezo?
7.- Trabajar y velar.
“Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada” (Nehemías 4:17).
La iglesia es un ejército que está en guerra contra las fuerzas espirituales de maldad.
Hemos de trabajar para Dios y hemos de tener la espada en la otra mano, hemos de entender que el diablo no va a mirar para otro lado cuando tu actúas en el reino de Dios, por esto has de tener la espada.
La palabra de Dios, la espada, ha de estar presente en tu vida para resistir los ataques de Satanás.
Medita en la palabra cada día, métete en ella, esta va a fortalecerte y va a capacitarte para que hagas bien la obra de Dios.
8.- Llegamos con muros destruidos.
Cuando llegamos a la iglesia todos tenemos los muros destruidos, y precisamos levantarlos para estar seguros y poder servir a Dios en libertad.
Para esto están la oración, la palabra, los discipulados, la consejería, la comunión con los hermanos. ¡Ha de levantar los muros!
9.- Tener muros altos protege de la crítica.
Es fácil que nos afecte lo que hay en el exterior, es fácil que nos moleste lo que otros digan de nosotros, pero si mantiene los muros altos podrá avanzar sin que eso le afecte.
Mantenga los muros altos y deje que los inmaduros se molesten de lo que otros hablan de ellos, usted no es de esos, sus muros están altos y no importa las críticas de aquellos que no tienen la fe y la comunión con Dios que usted tiene.
Usted no puede evitar que la gente hable de usted, pero puede levantar muros para que las críticas no le afecten.
Cuando nos ofendemos todo se hace mayor, todo se magnifica, levante muros y no permita que se levanten gigantes a su alrededor, Dios está con usted, usted tiene el respaldo de Dios.
(Marcos 15:2-5) Jesús no respondía, porque entendía que era la voluntad del Padre, había levantado muros ante lo que vendría.
10.- Tener los muros altos protege de las tensiones.
Todos a veces estamos bajo tensión, a veces del trabajo, a veces de familiares, a veces de enfermedades, pero si tiene muros altos usted va a mantenerse seguro dentro, las preocupaciones van a quedarse fuera y usted va a estar seguro en la comunión con Dios.
Los muros protegen del exterior, de los enemigos que vienen a quitarnos la paz, pero dentro tenemos la seguridad, podemos estar en comunión con Dios, Él es la garantía de que todo va a salir bien.
Usted tiene que evitar que la frustración, el agobio y los problemas entren en su espíritu, levante los muros.
La gente no disfruta de la vida porque hay muchas cosas que han dejado pasar que les mantiene estresada y ofendida.
La vida es muy corta para vivirla estresado.
11.- Levante muros en su mente.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
No dice que piense en problemas, ni en las ofensas que recibió, sino en las cosas buenas, en lo “digno de alabanza”.
No puede vivir una vida pensando en todo lo negativo, esto es derribar muros, y Dios quiere que los levante.
Cuando las cosas se pongan feas no permitan que esas cosas le derrumben, le asusten o le incomoden, levante los muros, ore y espere que Dios actúe.
Piense en lo correcto y dele una oportunidad a Dios.
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10).
Si deja que entre el miedo este traerá la preocupación y el estrés y acabará tomando decisiones incorrectas.
12.- Levantar muros quita poder al enemigo.
No le de poder a las ofensas, ni a las cosas negativas, usted no puede impedir que las cosas difíciles y malas lleguen a su vida, pero si puede levantar muros e impedir que estas le afecten.
No le de poder a Satanás, tome la espada en su mano (la palabra), tome la oración y el ayuno, levante muros en su vida, y avance para Dios.