Parábola del juez injusto

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2. diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. 3. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, 5. sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. 7. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? 8. Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:1-8)

 

El Señor ha estado hablando anteriormente sobre las persecuciones que vendrían a la iglesia, y tras contar las situaciones difíciles por las que pasará la iglesia les cuenta esta parábola.

Antes de iniciar la narración de la parábola el evangelista nos habla de “la necesidad de orar siempre y no desmayar”

 

1.- Necesidad.- Orar no es una opción, es una necesidad.

El ser humano tiene necesidades físicas.- Comer, beber, respirar, etc.

El ser humano tiene necesidades emocionales.- Afecto, comprensión, respeto, seguridad, etc.

El ser humano tiene necesidades espirituales.- Una de estas necesidades es orar.

Cuando alguien deja de orar, deja de suplir una necesidad esencial y entonces se produce la muerte.

La muerte espiritual nos lleva a vivir una vida separada de Dios, y esto produce daños a nivel emocional, que nos lleva a vivir una vida sin sentido, y a no entender los principios principales de una vida plena, y llena de perspectivas.

La muerte espiritual de una forma u otra contamina la vida emocional y la física.

El que murió en el espíritu o el que aún no ha nacido de forma espiritual tiene una vida incompleta que le impide ver las dimensiones más importantes de la vida.

 

2.- “No temía a Dios ni respetaba a hombre”.- La parábola nos habla de un juez que  tiene estas características.

El temor a Dios nos lleva a respetarnos los unos a los otros.

Cuando alguien teme a Dios va a ser una persona que va a saber respetar a los demás como se merecen.

El temor a Dios, no es tanto tener miedo al castigo que Dios pueda infringir, sino que es una definición bíblica que se puede traducir como un deseo profundo de hacer lo que Dios quiere que hagamos.

El temor a Dios tiene más relación con el amor que con el miedo.

El temor a Dios es querer tanto a Dios que queremos agradarlo de cualquier forma.

El temor a Dios nos lleva a buscar antes la voluntad de Dios que la nuestra propia.

El temor a Dios da equilibrio en la vida y hace que las relaciones con los demás sean mejores.

El temor a Dios marca la diferencia entre calidad de cristiano y de persona.

El temor a Dios nos va a llevar a tener un sentido de justicia superior y miraremos el bien de todos y no el nuestro solo.

 

3.- Parábola.- Una viuda, es una persona desvalida, en Israel en aquella época no existía la seguridad social y lo normal es que cuando el esposo fallecía, la viuda se quedara totalmente desvalida.

Al no tener a nadie que le ayude va a un juez para que le ayude.

Esta señora cree que la justicia está para defender a los ciudadanos indefensos y que los jueces han de ser justos. Pero en este caso se encuentra con uno que no lo era.

Este juez injusto se resiste a ayudarle pero debido a la insistencia accede.

 

4.- Dios va a hacer justicia.- “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos?”

Dios sí que es justo, Dios sí que es bueno, Él es mucho mejor que el juez y Él nos va a hacer justicia.

La parábola compara a un juez injusto que al final hace justicia por la insistencia de la mujer con un Dios justo que también espera que nosotros le pidamos insistentemente.

 

5.- ¿Se tardará en responderles?.- Dios está deseando contestar tus oraciones.

Dios quiere que ores porque Él quiere ayudarte.

Dios quiere ayudarnos. Lo único que nos pide es que oremos, que le pidamos.

La oración es el botón que activa el poder de Dios en la tierra.

A mí no me gusta la palabra empoderar, la veo demasiada politizada, y sobre todo muy humanista.

No creo que los cristianos tengamos que empoderarnos de nada, los cristianos tenemos que empoderar a Dios, ya que Él es el que tiene todo el poder.

Cuando oramos le devolvemos a Dios la autoridad sobre la tierra. Ese poder que ha cedido al ser humano y que este ejerce, en la oración se produce una cesión voluntaria del cristiano hacia Dios.

Dios nos da poder, y ahora nosotros se lo devolvemos a Él.

Dios busca un pueblo que sepa renunciar al poder y le deje actuar a Él.

La oración es la forma de devolverle el poder a Dios.

Cuando Dios toma el poder de una vida, o de una iglesia, se convierten en vidas e iglesias poderosas.

No te empoderes, deja que Dios se empodere en tu vida, créele y ora.

 

6.- Cuando venga el hijo del hombre.- El Señor va a regresar. Nació, murió, resucitó y va a regresar al final de los tiempos.

Los tiempos, tal como los conocemos van a acabar, el Señor va a regresar para establecer su reino eterno que no estará sujeto al tiempo.

El tiempo es un invasor extraño en el plan eterno de Dios.

 

7.- ¿Hallará fe en la tierra?.- Cuando Él venga la sociedad habrá llegado a un nivel de incredulidad que la gente no  tendrá la fe para orar, y por tanto no verá el poder de Dios.

Dios nos describe con esta pregunta la situación de la sociedad previa a la venida de nuestro Señor.

Una sociedad donde pocos creen y por tanto pocos oran y como consecuencia pocos ven el poder de Dios.

El Señor nos indica que la sociedad va a ir apartándose de Dios conforme se aproxime el tiempo de su venida.

Hoy en día tanto en las escuelas, como en las televisiones, como en internet, como en los mismos hogares se ataca todo lo que tenga que ver con Dios.

Vivimos en una sociedad que se llama cristiana pero que en realidad no lo es.

Cada generación que viene está más apartada de Dios.

Yo no sé cuando va a regresar, nadie lo sabe, pero creo firmemente que se está preparando el momento de la segunda venida.

 

8.- El Señor nos reta.- “¿Hallará fe en la tierra?” Esta pregunta es un reto, un desafío.

La contestación es un claro ¡!SI!!

Va a haber un pueblo que le cree, un pueblo que le ore, un pueblo que conquiste, un pueblo que va a ver el poder de Dios, un pueblo que empodere a Dios.

1 comentario en “Parábola del juez injusto”

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