“Si alguno es sorprendido en alguna falta”

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; 5 porque cada uno llevará su propia carga. 6 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. 7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.  9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:1-10).

 

Estos pasajes vienen después de que Pablo hable de las obras de la carne: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21).

Frente al fruto del Espíritu Santo: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).

Después de decir esto aparece el capítulo 6.

 

1.- “Si alguno es sorprendido en alguna falta”.

Si te encuentras con alguien que ha pecado en alguna obra de la carne es momento de aplicar el fruto del Espíritu.

Mientras que el hermano cae en alguna obra de la carne, tú tienes que aplicar el fruto del Espíritu.

Fíjense que usa “Espíritu de mansedumbre” haciendo referencia al fruto del Espíritu Santo (V.23).

Cuando alguien cae en una obra de la carne no respondamos con otra obra de la carne (ira o contienda) (5:20), sino con el fruto del Espíritu Santo.

 

2.- “Considérate a ti mismo”.

Ninguno está libre de pecar, trate a los demás con el fruto del Espíritu Santo, porque a usted le gustaría que le trataran así.

Ninguno estamos libre de pecar, aprendamos a ser guiados por el Espíritu de Dios y no por las obras de la carne que confunden justicia con espiritualidad. (cinco horas con Mario, de Miguel Delibes) “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

 

3.- Compartir la carga.

Todos hemos de compartir el peso, hemos de ayudarnos.

El pecado es un peso que nos hunde, si atendemos con Espíritu de mansedumbre el peso será más liviano y la persona podrá continuar.

Desgraciadamente hay personas a los que no puedes contarle tus caídas, porque en vez de ayudarte te van a poner cargas más pesadas.

Tenemos un equipo de consejería para que tus cargas las vuelques sobre ellos, y podrán ayudarte a llevarlas de manera más liviana.

Si cuentas tus pecados a cualquiera puede ser peor el remedio que la enfermedad.

 

4.- Creerse mejor que otros.

“Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña” (V.3).

Creerse superior porque en ese momento no se ha cometido ese pecado es “creerse algo no siendo nada”.

¡Cuídese! Vamos a ser tentados a creernos superiores a los demás, y esto es un engaño, no somos mejores, solo la misericordia de Dios nos ha ayudado a no caer en ese pecado tan evidente, pero todos tenemos una mente sucia que peca continuamente.

 

5.- “Cada cual dará cuenta a Dios de sí”.

Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; 5 porque cada uno llevará su propia carga” (V.4-5).

Seamos honestos y juzguémonos a nosotros mismos, miremos lo más recóndito de nuestro ser.

No somos tan buenos como pensamos ser, ni como queremos hacer creer a la gente.

Cuando esté ante Dios lo que hemos hecho es por lo que vamos a ser juzgados.

No vamos a ser juzgados por el pecado que cometió el hermanito, sino por lo que es en realidad, por lo que hay dentro de usted.

 

6.- Compartir con el que te enseña.

En aquel entonces los maestros de la palabra, los que daban discipulados, los que predicaban vivían de las aportaciones de los enseñados.

Enseñar es un trabajo que requiere esfuerzo, tiempo en las clases y en la preparación de ellas, y sobre todo tiempo de aprendizaje en la vida cristiana. (mecánico que cobró por apretar un tornillo).

Comparte con el que te enseña, bendice a los que te dan discipulados, lo que hacen ellos vale mucho y sin embargo te lo están dando gratis.

Valora el trabajo, el esfuerzo y la dedicación de aquel que está contigo semana tras semana dándole lo que recibió antes de Dios.

(Hermana que quería darle un regalo desde aquí a la persona que le discipuló).

 

7.- Se cosecha lo que se siembra.

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (V.7-8).

Esta es la ley de la siembra y de la cosecha. No se pueden sembrar remolachas y esperar una cosecha de trigo.

Esta ley se ve a lo largo de la vida y se va a ver en la eternidad.

Lo que hace va a tener repercusión en su futuro, nuestro futuro es fruto de nuestro pasado.

He visto vidas destrozadas por malas decisiones (llamada telefónica de madre de drogadicto).

Usted decide sobre que, va a sembrar.

 

8.- No te canses.

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (9-10).

Que no se canse el sembrador de sembrar, que no se canse el agricultor de preparar el campo, usted no se canse de hacer lo correcto.

Este mundo es tan sucio, vemos tantas cosas feas que a veces pensamos que se nos pone “cara de tonto” tratando de servir a Dios “No se canse”.

A veces los hermanos no te dan aquello que tú creías que iban a darte “No se canse”.

Aproveche las oportunidades, no las deje pasar, es Dios abriéndole puertas para que haga el bien.

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